Neurociencias, en el corazón de los neuromitos
Aurélien Chapelain
Introducción
En 1990,
el presidente estadounidense George W. Bush Hijo declaró que "esta década
será la del cerebro". Barack Obama
lanzó en 2013 el Programa de Investigación de la "Iniciativa
Cerebral" destinado a acelerar el desarrollo y las aplicaciones de
tecnologías innovadoras para mejorar la comprensión del cerebro humano. Para
convertirse en un líder en investigación neurológica, Estados Unidos previó una
inversión de 100 millones de dólares. La
Unión Europea, por su parte, puso en marcha un proyecto titulado "Proyecto
del cerebro humano", respaldado por 80 instituciones y dotado con una
financiación de mil millones de euros durante 10 años.
En las
últimas dos décadas, la investigación en neurociencia ha ganado popularidad,
entre otras cosas, por el progreso tecnológico, la voluntad científica e
incluso la política económica. Es fácil constatar un creciente interés por
parte de los responsables de la toma de decisiones, los educadores y, en
general, las profesiones de apoyo (psicólogos, entrenadores, recursos humanos,
formadores, gestión...) sin olvidar el del público en general. Este fenómeno se
refleja en la explosión del número de artículos de prensa sobre el tema, que a
menudo declara "revoluciones" semanales bajo la etiqueta de
neurociencia.
Una popularidad que ha evolucionado hacia lo que algunos
consideran como la “neurofilia”, descrita por muchos científicos como Joelle M.
Abi-Rached en 2008, quien en su artículo “Las implicaciones de la nueva ciencia
del cerebro”, afirma que la “Década del cerebro ha terminado, pero sus efectos
ahora se están haciendo visibles, por ejemplo, en la neuropolítica, en la
neuroética y en la emergencia de neuroeconomías ».
La expectativa es grande en cuanto a la operacionalidad de
los conocimientos científicos sobre el cerebro y en diversos niveles de la
sociedad. Los resultados neurocientíficos están dirigidos a influenciar las
tomas de decisiones políticos/societales, en nuestros enfoques de la gestión,
en el coaching, en los conocimientos en psicología.
Es en este contexto que vemos la proliferación de neuromitos,
métodos pedagógicos, herramientas "revolucionarias" o nuevos títulos
(neurocoach, neuromarker...), pseudocientíficos, que afirman estar "basados en el cerebro". Estos,
oficialmente derivados de la investigación neurocientífica, son pocas veces
trabajados con rigor y han infectado diferentes áreas, como la educación
(Howard-Jones, Pickering y Diack, 2007, Howard-Jones, Franey, Mashmoushi y
Liao, 2009) y las profesiones de acompañamiento, que no son la excepción.
Definición
de un neuromito
El origen de este término se le atribuye a Bruno Della
Chiesa, investigador y profesor de Harvard. Obviamente, deriva de la
contracción de “neuro” y “mito”. Este término remite a todas las creencias
infundadas sobre el funcionamiento del cerebro humano. Un neuromito es una
hipótesis científica invalidada porque sus investigaciones carecen del rigor
básico o llegan a conclusiones erróneas. Los usos de estas verdades y contra-verdades temporales
o sus diversas explotaciones basadas en esas investigaciones, devienen
entonces caducas / incompletas o incluso
totalmente falsas.
Ese encadenamiento (-descubiemiento-explotación- no
adaptación a las verdades científicas conocidas) han contribuido a las contra
verdades sobre el funcionamiento del cerebro.
Los neuromitos son
denunciados por toda la comunidad científica. Son particularmente polémicos,
cuando se aborda el tema de la educación, de la P.N.L u otras disciplinas,
debido a los numerosos excesos a los que pueden dar lugar.
Historia y génesis de un neuromito
L’OCDE,
publicó en el 2002 un artículo que describe un resumen sobre la neuromitología
que separa la ciencia de la especulación. Se denomina “Comprender el cerebro”:
hacia una nueva ciencia del aprendizaje” (OCDE 2002, capítulo 4.6,
pp.69-77).
Un
neuromito comienza generalmente por un malentendido, una mala interpretación y,
en algunos casos, una deformación deliberada de los hechos científicamente
establecidos para tener un valor argumentario pertinente para una práctica o
para una disciplina.
Como
lo hemos ya abordado, podemos pensar que esto debido en parte a los numerosos
expectativas en cuanto a la aplicabilidad de la investigación cerebral para la
práctica de diferentes dominios, y eso, en un clima de “neurofilia”.
Podemos
no obstante plantearnos la cuestión siguiente: ¿Cómo y sobre todo por qué los
neuromitos perduran e incluso aún proliferan?
Mal conocimiento científico, de las bases a la
supervulgarización
Las
bases de la cultura científica no son innatas, y desafortunadamente muy poco
estudiadas de parte de los medios quien a menudo toma para la adquisición de un
estudio científico. El gran público puede, ignorar el funcionamiento de la
investigación o cómo comprender los resultados de un estudio.
Es
esencial comprender el funcionamiento de los estudios científicos (más allá
incluso de las neurociencias) pues la evolución de la ciencia es provista de
errores, de resultados sometidos a prueba, rectificadas, afinadas o incluso
contradictoria. Eso forma parte del proceso sano de la evolución de los
resultados científicos.
Más
allá de este tema, los medios están frecuentemente en la búsqueda de la
fórmula, del comentario y del artículo más espectacular posible (Título de
Internet de este fenómeno bajo el bonito nombre de "puta para hacer
clic"). Eso impulsa a los artículos cada vez más espectaculares, contra
intuitivos, frecuentemente parcial, incluso pavimentado de sofismas por
asociación y deformación. No es raro ver algunos autores ceder a los matices
personales tentadores, que conducen a afirmar sin rigor a senderos tramposos,
que nos arraigan, porque nos parecen coherentes, siendo infundado.
Es
corriente constatar deformaciones mayores entre las informaciones de estudios
científicos y las interpretaciones de los medios o de sus lectores. La
contextualización de los estudios es por lo tanto esencial, para conocer su
estado de avance, su validez, las recomendaciones para proseguir los estudios
que sean hechos como conclusión, o incluso si ellos han sido contradichos.
Los
riesgos pueden ser además mínimos, pero pueden también ser cruciales.
Por
ejemplo, en el 2007, Joelle M. Abi-Rached,
habla en un artículo de “Las implicaciones de las nuevas ciencias del
cerebro. La Década del cerebro ha terminado pero sus efectos se mantienen
visibles como la neuropolítica y la neuroética, y en la emergencia de las
neuroeconomías”.
Su
publicación vuelve sobre los eventos de la elección presidencial
norteamericana. En efecto, en noviembre de 2007, siete neurocientíficos, uno de
ellos Marco Lacoboni, neurocientifico de la Universidad de California en Los
Ángeles, y diferentes consultores políticos publicaron un artículo de opinión
en el New York Times, en el cual hacen predicciones sobre el modo como los
electores reaccionarán a los candidatos de las primarias de los Demócratas y de
los Republicanos (Lacoboni et Al, 2007). La particularidad de esta predicción
era que era sacada de imaginerías por resonancias funcionales (IRMf) realizadas
para medir la respuestas de del cerebro de sus sujetos en los videos y
fotografías de Hillary Clinton, Mitt
Romney, Rudy Giuliani y otros candidatos.
Sobre
la base de algunas zonas del cerebro que han mostrado una actividad, creciente
o disminuida, los científicos han determinado cómo cada persona ha reaccionado
y se deduce, por generalización, la aceptabilidad de los candidatos a las
primarias a partir de los electores indecisos. No obstante, ninguna de esas
investigaciones fue publicada en una revista sometida a un comité de lectura.
Tres
meses después, el New York Times publicó una carta de 17 neurocientificos
norteamericanos y europeos críticos con las conclusiones del artículo inicial y
por la manera cómo la experiencia había sido publicado (Aron et Al, 2007). Esos autores escriben: “En tanto que
neurocientificos cognitivos, estamos muy entusiasmados en cuanto a la
utilización potencial de la tecnología de imaginería cerebral para comprender
mejor la psicología de las decisiones políticas. Pero estamos afligidos por la
publicación de investigaciones en la prensa que no ha sido objeto de exámenes
de pares y que utiliza un razonamiento erróneo para sacar conclusiones
infundadas sobre temas tan importantes como la elección presidencial”.
Hay
que hacer notar que el artículo inicial pone a Barack Obama y Johan McCain muy
por detrás, sin embargo, Obama ha sido elegido dos veces.
En un
próximo ítem veremos cómo, de manera simple, investigación, y dónde, cómo y los
medios para hacer el mejor uso de su información.
Una expectativa para utilizar los resultados científicos
de manera inmediata, prescriptiva y directa
En el
clima de una sociedad que desea acelerar el paso constante, la voluntad de
aplicar inmediatamente los resultados científicos es fuerte. Es esencial
comprender que algunas ciencias y particularmente las neurociencias, disciplina
todavía joven, no es por el momento, pasó a un estadio prescriptivo o normativo
para la sociedad. Sabemos que el proceso de descubrimiento científico es largo y
pavimentado de errores, de confirmación, de retracción, y es algunas veces allí
la honestidad lo que se debe esperar de las ciencias.
No es
posible pasar del laboratorio de investigación al gabinete de psicología, a la
educación o a la gerencia. Los
resultados han salido de un ambiente de laboratorio, y no un medio real con
todas esas variables (volveré sobre ese punto luego). Las ciencias no se
alimentan de respuestas aplicables a la sociedad, sino más de nuevos hechos
para integrar en una reflexión al nivel político, económico o incluso
profesional.
Invito a
seguir los escritos y las conferencias apasionante de Elena Pasquinelli, investigadora
en filosofía y ciencias cognitivas, profesora de la escuela normal superior de
París, que nos invita a la prudencia con la aplicación de los descubrimientos
en neoriciencia a la educación y a la pedagogía (la neouoeducacion).
Con una
cierta prudencia y una honestidad intelectual, los resultados actuales permiten
simplemente plantear las bases de reflexión, estar confrontado a otros
enfoques…
Los intereses por otras disciplinas
El empleo
de los términos “neuro”, “científico” y otros que son de libre utilización,
vemos rápidamente en ellos derivas. La utilización de un vocabulario da
inmediatamente una forma de credibilidad a una práctica. En ese sentido, los
estudios realizados sobre el efecto de persuasión de las imágenes del cerebro
como las imágenes de IRM. En efecto, la integración de jerga, de imágenes, de
esquemas del cerebro da más impacto y credibilidad y hace más convincente un
artículo y esto, aunque su contenido no sea en absoluto pertinente.
En esta
línea, podemos hablar de la PNL (Programación Neurolingüística) cuyo nombre
espera y fabula la idea de poder reprogramar las conexiones neuronales del
cerebro. Este enfoque está ampliamente expandido en las profesiones del
acompañamiento, del coach al gerente, particularmente alrededor de los temas de
comunicación. Otras disciplinas emplean la PNL como la venta, el marketing e
incluso como la medicina. Más allá de
las numerosas polémicas alrededor de la PNL, nos concentramos aquí únicamente
en la denominación de esta disciplina. El uso del término “neuro” es un
argumento que ofrece credibilidad y ciertamente vende. Cierto, la jerga de la
PNL es técnica y puede parecer científicamente pero el enfoque en ningún caso
está basada en una ciencia ni menos en la neurociencia. Notemos que los tres términos
“Programación” “Neuro” y Lingüística” cada una de ella remite a una ciencia.
La
escogencia de las palabras es importante y puede demostrar básicamente los
fundamentos de un enfoque. Aquí expongo dos escogencia consciente de los
nombres de esta disciplina, no volveré en el debate del interés o los
beneficios de la PNL. No obstante, la utilización ciertamente mercantil de este
término plantea cuestiones de éticas y
de honestidad intelectual.
Podemos
igualmente hacer un paralelo con los términos recientemente aparecidos en las
disciplinas como gerencia, el coaching y la P.N.L. La utilización de los
títulos y de las fórmulas fraudulentas deviene moneda corriente notablemente a
través de la aparición de los “neurocoachs”, “neurogerentes”, de los “máster
coach” pasando por los “master prácticos en PNL”. Los títulos oropel que juegan
en una frontera muy fina.
Por
ejemplo, el "máster coach" no es un coach de un máster universitario,
sino un coach que supervisará a los pasantes el año siguiente a su diploma (que
a menudo es legal solo en la organización de formación que emite el título). Los
coachs de una maestría o maestría 2 a menudo destacan el reconocimiento por
parte del estado de sus diplomas en el RNCP y una posible afiliación a una
federación de coachs, bajo el título de coach profesional simplemente. Para el
"maestro practicante en PNL", el término coach se refiere a la noción
de terapéutica, a la ciencia médica, y el maestro al experto, la maestría o la
elección al gurú para elegir.
Es
por eso que creo que conocer neuromitos es importante para identificar enfoques
que son parcialmente falsos, no actualizados o truncados.
Los neuromitos más comunes
Estilos de aprendizaje AH y VAKOG
Este neuromito sugiere que usamos canales privilegiados para
aprender y comprender, y que la utilización de un canal privilegiado para el
aprendizaje y la comprensión, y que la utilización de un canal particular y preferido
mejoraría tanto el aprendizaje y como la comunicación.
El origen de este enfoque
parece provenir de una publicación de Frédéric Vester, quien en 1975 publicó
"Pensar, aprender, olvidar". Allí explica que cada individuo usa uno
o más canales / modalidades sensoriales (auditiva, visual / óptica, háptica /
kinestésica e intelectual) que se determinarían biológicamente.
La PNL ha adoptado este
enfoque bajo el acrónimo de VAKOG (Visual Auditory Kinesthetic Olfactive
Gustative) luego VAK (los canales Visual, Auditory y Kinesthetic son los más extendidos),
basado en la idea de que cada individuo tiene un sistema o sistemas
representacionales privilegiados, también
modalidades sensoriales, en el marco de su proceso de comunicación.
Ampliamente empleados en
diferentes niveles, de los métodos de aprendizaje para la comunicación, este
mito a menudo se asocia con la influyente teoría de las inteligencias múltiples
de Howard Gardner.El mismo destaca que las personas a menudo le acreditan haber inventado el enfoque VAKOG y que
algunos incluso piensan que los dos conceptos son iguales. H. Gardner, ansioso
por aliviar el "dolor" y la "distracción" causada por esta
interpretación errónea, escribió un artículo en el Washington Post titulado:
"Las inteligencias múltiples" no son "estilos de
aprendizaje", en los que él explica: "Si la gente quiere hablar sobre
un" estilo impulsivo "o un" aprendiz visual ", es su
prerrogativa. Pero deberían reconocer que estas etiquetas pueden ser inútiles,
en el mejor de los casos, y mal diseñadas en el peor".
La "PNL utiliza esta
idea en la sincronización verbal y no verbal, lo que facilitaría la relación
con el cliente. Pero el uso sistemático de modelos como VAKOG, determinado
entre otras cosas, por movimientos oculares, parece ser una tontería, un error
o una ocurrencia simpática.
El cerebro izquierdo y el cerebro derecho.
En el curso de los años, el
hombre a menudo ha clasificado en dos partes distintas las competencias
intelectuales: por un lado, las competencias críticas y analíticas, en oposición
a las competencias creativas y de síntesis. Esta idea recibida, llamada
dominación hemisférica o hemisfericidad, se modela alrededor de los dos
hemisferios cerebrales y se ha convertido en una doctrina importante en
neurofisiología, especialmente en el siglo XIX.
Este neuromito se simboliza a
través de varios escritos, como el libro de Arthur Ladbroke Wigan Una nueva visión de la locura: la dualidad
de la mente (1844), que traza la idea de que los dos hemisferios cerebrales
independientes tienen la capacidad y la voluntad de pensar de forma
independiente. El autor irá incluso más lejos explicando que los dos
hemisferios trabajan juntos, pero que en ciertos casos, incluidos los casos
patológicos, los hemisferios trabajan el uno contra el otro. Esta noción ha
tenido mucho éxito y se ha vuelto muy popular en la cultura popular (por
ejemplo, El extraño caso del Dr. Jekyll y
Mr. Hyde (1886), de Robert Louis Stevenson).
El concepto de dominio
hemisférico atribuye diferentes características de tratamiento de la
información a uno u otro de los dos hemisferios cerebrales. Por lo tanto, se
concluye que el uso dominante del hemisferio izquierdo o derecho determina la
forma de pensar y la personalidad de un individuo.
La
noción de estilos de pensamientos
hemisféricos se basa en una premisa errónea: de que cada hemisferio cerebral
está especializado y, por lo tanto, cada uno debe funcionar de manera
independiente, con un modo diferente de pensar. Esta tesis está muy alejada del
conocimiento actual. En efecto, ella utiliza descubrimientos científicos sobre
asimetrías funcionales que tendrían cada uno un tipo diferente de pensamiento
cognitivo. Además, no existe evidencia científica directa que respalde la idea
de que se encuentran diferentes estilos de pensamiento en cada hemisferio.
Si consideramos el estilo de
pensamiento creativo y emocional del hemisferio derecho, no encontraremos
pruebas científicas que corroboren una correlación entre el grado de
creatividad y el uso del hemisferio derecho. Además, un análisis reciente de 65
estudios de neuroimagen sobre la emoción no encontró respaldo científico para
la hipótesis de una lateralización hemisférica derecha global del hemisferio
derecho de la función emocional. No existe evidencia científica directa que
respalde un estilo de pensamiento analítico y lógico para el hemisferio
izquierdo, que lo predetermine para tareas matemáticas, lectura o escritura.
En
contraste, Stanislas Daheane descubrió que el hemisferio derecho y el
hemisferio izquierdo están activos en la identificación de números arábigos
(por ejemplo, 1, 2). Otros datos han demostrado que los subsistemas de ambos
hemisferios se activan en algunas partes del proceso de lectura, por ejemplo,
la decodificación de palabras escritas o el reconocimiento de sonidos del
habla. Sobre la base de estos y muchos otros descubrimientos científicos, los
científicos ahora creen que si hay asimetrías funcionales, los dos hemisferios
cerebrales no funcionan de forma aislada, sino más bien juntos en todas las
tareas cognitivas.
A la
luz de esta noción, utilizando el concepto de hemisfericidad para determinar un
perfil u opciones educativas orientadas, la comunicación se vuelve más que
cuestionable. Aquí, el riesgo es un tanto más importante, que hay muchas
pruebas para determinar si una persona se la define como cerebro izquierdo o
cerebro derecho. Para el ejemplo más famoso y básico, es la observación de una
bailarina que se vuelve sobre sí mismo, de acuerdo con cómo se percibe el
significado, es cerebro izquierdo o derecho. Esto es un problema para mí por
varias razones. Lógicamente, la noción de cerebro izquierdo y derecho no
existe, ¿por qué entonces oponer la lógica a la creatividad y tratar de
determinar un perfil estricto y limitante? Como coach profesional, tenemos que
determinar tendencias e instalaciones, pero no podemos ir más allá de ellas.
Limitar a un cliente o colaborador en un cuadro definido por "usted es
así" puede ser problemático para el desarrollo personal. El hombre es
singular y no está hecho para estar rodeado de cajas limitantes.
El programa Brain Gym
& Brain Training
Podemos
pensar que el origen de este neuromito proviene de la idea de que el cerebro es
un músculo. A partir de este error, hemos visto muchos programas de BRAIN GYM,
programas revolucionarios que te harán más inteligente o que encenderán tu
cerebro.
Creado por la pareja Paul y
Gail Dennison, el programa Brain Gym nació en los años 70 en California. Este
programa avanza la tesis de que movimientos específicos activan el cerebro y lo
hacen funcionar mejor para almacenar o recuperar información. Este programa se
ha extendido en el medio educativo y ha sido promovido por el llamado
"coach/ asesor", lanzado en más de 80 países y traducido a 40
idiomas.
Los estudios científicos
analizaron esta "técnica" y concluyeron, sin gran sorpresa, que
"Ningún programa tuvo una influencia significativa en el rendimiento
cognitivo del participante, por cuanto
se observaron diferentes efectos en los niveles de aptitud de la
muestra, "La Eficacia del entrenamiento de Brain Gym en el rendimiento
cognitivo y el nivel de condición física de adultos mayores activos: un estudio
preliminar. Cancela JM, Vila Suárez MH, Vasconcelos J, Lima A, Ayán C.
El
Brain Gym por lo tanto se basa solo en pretensiones, estudios no rigurosos y
anécdotas.
Existe también entre estos
programas de enseñanza comercial, programas de entrenamiento cerebral, el más
conocido de los cuales es el programa de entrenamiento cerebral del Dr.
Kawashima en Nintendo DS. Incluso, aquí hay el ejemplo de la explotación de un
neuroma. Este producto, comercializado con un anuncio publicitario con Nicole Kidman y la promoción del nombre de un
neurólogo japonés, está diseñado para fortalecer su cerebro. Algunos
profesionales de acompañamiento comenzaron a aconsejar a sus clientes sobre
este tipo de entrenamiento cerebral, para estimular la creatividad o incluso la
reactividad.
En
este caso preciso, el impacto no es negativo, no se pierde tiempo para resolver
ecuaciones. Pero la idea de utilidad intelectual y cerebral es falsa. Así es
como Brain Gym, Nintendo y muchos otros han podido vender muchas copias de
estos diferentes programas.
Solo usamos el 10% de nuestro cerebro
Este neuromito es ciertamente
el más popular, repetido a través de muchos formatos, como películas, series de
televisión, novelas de ciencia ficción y con películas de ejemplo recientes
como "Lucy" de Luc Besson o en
"The Limitless" de Neil
Burger. Sin embargo, ninguna evidencia científica ha confirmado, aunque sea
parcialmente, este mito. Por el contrario, la investigación ha demostrado lo
contrario. Todos nosotros usamos el 100% de nuestro cerebro.
Como
para los otros neuromitos, no es fácil rastrear con precisión el origen y los
medios de difusión de este error. Según las corrientes, algunos atribuyen este
neuromito a William James, psicólogo estadounidense, quien, en su libro Las
energías de los hombres, publicado en 1908, escribió: "usamos solo una
pequeña parte de nuestros recursos mentales y físicos".
Otras fuentes hablan de
Sigmund Freud, o Albert Einstein, quien respondió una pregunta sobre su inteligencia:
"Yo uso solo el 10% de mi cerebro". Sin embargo, este intercambio
nunca ha sido reconocido o considerado oficial. También podemos hablar sobre el
libro de Dale Carnegie, cuyo prefacio fue escrito por el autor estadounidense
Lowell Thomas: "El profesor William James de Harvard siempre dijo que el
hombre promedio desarrolla solo el 10% de sus capacidades mentales latentes.
Dale Carnegie, al ayudar a los empresarios a desarrollar su potencial, ha
creado uno de los movimientos más importantes en la educación de adultos”.
Entre los trabajos que
ciertamente han alimentado este mito podemos hablar sobre el psicólogo Karl
Lashley, quien había concluido erróneamente, entre otras cosas, que la corteza
cerebral no tenía una función específica.
Como lo presenta la OCDE en su informe sobre este neuromito,
la mayoría de los neurocientíficos nunca se han adherido a esta tesis por
diferentes razones: incoherencia evolutiva, ninguna región del cerebro puede
ser deficiente o faltante sin que exista de consecuencia funcional. Además, el
mapa actual de las funciones cerebrales no deja espacio para una región
inactiva.
Este
neuromito ha permitido algunos enfoques para avanzar en el argumento de
permitirle acceder al 90% restante de su cerebro o potencial cerebral inexplorado.
Hay muchos enfoques basados en este mito, utilizados por los gurús, a través de
algunos auto-proclamados coachs, por meditación específica o por la
glorificación de las drogas.
El efecto Mozart
Hablar de este neuromito es
la ocasión de hablar de las posibles consecuencias de la explotación de un
error.
En 1993, un estudio de
Frances H. Rauscher, psicóloga de la Universidad de Whoshoa, y Gordon Shaw,
físico de la Universidad de Irvine, expone que escuchar a Mozart
(concretamente, la Sonata para dos pianos en re mayor) mejoraría las
habilidades para resolver tareas de inteligencia espacial. Este efecto fue
bautizado "efecto Mozart". El experimento consistió en someter a 36
estudiantes de psicología a tres condiciones experimentales que duraban diez minutos
cada una.
Un primer grupo fue escuchar
el Allegro con spirito de la famosa sonata de Mozart, mientras que un segundo
grupo tuvo que escuchar una pista de audio con instrucciones de relajación y un
tercero permaneció en silencio en una habitación sin ruido. Durante los quince
minutos posteriores a este período, los investigadores sometieron a los tres
grupos a pruebas de razonamiento espacial y abstracto basadas en la prueba de
inteligencia Stanford-Binet. Los resultados se convirtieron en IQ y se concluyó
que el grupo "Mozart" tenía un IQ más alto que los grupos de
"relajación" y "silencio".
Los
resultados publicados rápidamente en la revista Nature, a pesar de la falta de
rigor en el análisis, fueron un gran éxito. Este neuromito se ha extendido y se
ha convertido en un fenómeno social. Apoyado por los medios y el marketing, el
mito se ha extendido ampliamente, con muchos beneficios económicos.
Para tomar solo algunos
ejemplos de esta locura:
•
Los estados de Georgia y
Tennessee lanzaron un programa de
inversión para proporcionar a cada recién nacido un CD de audio de Mozart.
•
En 1999, la Fundación de la
Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación donó música gratis a
varios cientos de hospitales.
•
Los trabajos de vulgarización
sobre los efectos positivos de escuchar música clásica en la salud, el
aprendizaje y otras áreas de la vida cotidiana han invadido las librerías e
internet.
•
Algunas compañías han
comenzado a distribuir música clásica en sus oficinas para aumentar la
productividad, la creatividad y el rendimiento de acuerdo con este mito.
•
La música clásica ha sido explotada
como fertilizante para promover el crecimiento de ciertas plantas.
Sin embargo, la experiencia
inicial ha sido cuestionada e incluso contradicha. El profesor de psicología de
la Universidad Estatal de los Apalaches, Kenneth Steele, reprodujo los
protocolos establecidos por Shaw y Rauscher sin descubrir el más mínimo efecto,
entre los 25 estudiantes evaluados. Publicado en la revista Psychological
Science en 1999, el artículo concluyó que "hay poca evidencia para apoyar
los programas de intervención basados en el efecto Mozart".
Entre las publicaciones
notables para denunciar este neuromíto podemos hablar de:
•
John Bruer Fundador de la
Fundación James S. McDonnell, que publica un libro "El mito de los
primeros tres años, en el que denuncia varios neuromitos".
•
Scott O. Lilienfeld escribe
un libro sobre los 50 grandes mitos de la psicología popular.
En 2010, un equipo de
investigación del Instituto de Investigación Básica en Psicología de la
Universidad de Viena realizó un metanálisis estadístico a través de 39 estudios
y más de 3.000 pruebas de individuos en torno al efecto Mozart. Publicado en la
revista Intelligence, la conclusión del metanálisis confirma que no existe un
vínculo preciso entre escuchar música clásica y mejorar la representación espacial.
Este neuromito es
representativo de los riesgos relacionados con la difusión de información
truncada o errores deliberados. Los impactos sociales y económicos son
numerosos. Las inversiones realizadas por instituciones y empresas ciertamente
podrían haber estado orientadas de manera diferente. La explotación de un
neuromito con fines de marketing revela una falta de conocimiento técnico o
incluso ético.
Ciertamente,
escuchar a Mozart no lo hace más inteligente, pero parece obvio que escuchar
música puede facilitar la creatividad, la emoción, ese sentimiento agradable y
apreciable, la famosa inteligencia musical según H. Gardner. Tenga en cuenta
que los beneficios funcionan para Mozart y sus sinfonías, pero también para
Amon Amarth y Death Metal o Tupac Shakur y su Rap.
Cerebro reptiliano, límbico y neocorteza: la teoría del
cerebro triuno ¿un neuromito?
La teoría del cerebro triuno
describe tres cerebros distintos que habrían aparecido durante la evolución de
la especie humana: un cerebro reptiliano, luego un cerebro paleomammaliano
(relacionado con el cerebro límbico) y finalmente un cerebro neomammaliano
(relacionado con la neocorteza).
Introducido
por Paul McLean en 1969, este enfoque ahora es muy controvertido, pero no está
entre los neuromitos. Esta herramienta teórica propone un modelo de la
arquitectura funcional del cerebro y una forma de organización de sus áreas de
manera interdependiente. El autor avanza un funcionamiento independiente de
cada área e incluso va más allá: "Los tres cerebros heredados de la
evolución coexisten con dificultad bajo el cráneo humano".
Su modelo se basa en las
siguientes ideas:
•
La primera área, el cerebro
reptiliano que pudo haberse formado hace unos
400 millones de años, está vinculada a la supervivencia, a las funciones
de huida, al placer y al miedo.
•
La segunda área, el cerebro
límbico, apareció con los mamíferos. Concentraría las funciones de memoria,
emociones, aprendizaje e instinto gregario.
•
La tercera área, el cerebro
de neocorteza, el más joven de los
cerebros con sus 3,6 millones de años, fecha de aparición de Australopithecus.
Está vinculada a las inteligencias, la creatividad, la solidaridad.
Esta teoría, como los
neuromitos explicados anteriormente, ha tenido mucho éxito y todavía se explota
hoy en muchos enfoques y trabajos de desarrollo personal (incluidos algunos
entrenadores o en PNL), e incluso a veces en ciertos círculos científicos. Sin
embargo, el conocimiento actual de la neuroanatomía del cerebro contradice este
modelo. Como ejemplo, ahora sabemos que parte del "área / sistema
límbico" está involucrado en habilidades cognitivas elaboradas: como el
hipocampo, uno de los asientos de la memorización, el aprendizaje y el
navegación espacial ... Una vez más, el cerebro se ve hoy como un sistema
interconectado.
Además, la teoría también se
debilita desde un punto de vista anatómico sobre los animales, se sabe desde
los años 80 que los reptiles tienen una forma de sistema límbico y una
neocorteza (el "palio") como todos los vertebrados. . Sabemos que los
reptiles como el cocodrilo tienen un comportamiento materno muy desarrollado y,
por lo tanto, se oponen a la idea del cerebro reptiliano.
En conclusión, la teoría del
cerebro triuno no figura entre los neuromitos, pero es ampliamente criticada y
vacilante, su uso parece obsoleto.
Conclusión
El conocimiento de los
neuromitos hace posible tener una primera arma para agudizar la vigilancia en
cuanto a las neuro-revoluciones y, más ampliamente, en ciertos dominios. Entre
las otras armas, simplemente podemos notar el sentido común. No existe un
método milagroso, aunque suene demasiado bueno y demasiado simple. Al igual que
habría que tomar con prudencia las famosas "claves del éxito" o
"los secretos de los líderes" que algunos "coach"
promueven. Me gustaría recordarle dos cosas simples: "un profesional enseña, ayuda a reforzar una competencia, un
estafador revela un secreto" y en
nuestra profesión de acompañador (gestión, coaching ...), una base es esencial:
"No hay ningún secreto, no hay medios para saltarse las etapas, para
otener un logro hay que saber, organizarse y especialmente trabajar".
Otra arma concierne al
análisis conceptual y contextual, que conduce a
enfrentar muchas tonterías.
En un momento en que la
información viaja a la velocidad de una fibra óptica, sin distinción de un
artículo o una teoría con muescas, se requiere pensamiento crítico y
retrospectivo son de rigor. También es un punto esencial para diferenciar a los
profesionales de los demás.
Por lo tanto, las disciplinas
que aún explotan sus neuromitos tienen errores en sus enfoques, y podemos
preguntarnos acerca de sus conocimientos y su formación continua. También
invito algunos enfoques para reposicionarse y cambiar su vocabulario para una
mayor honestidad intelectual.
Los profesionales del
acompañamiento, desde el coach hasta el manager, deben ser rigurosos y
exigentes en sus profesiones y en su investigación. Por lo tanto, comprender
los procesos de descubrimiento científico es esencial cuando se habla de
ciencia.
Este artículo también es una
forma de hablar sobre el pensamiento crítico, que es esencial hoy para tomar
sus decisiones y rodearse de profesionales dignos de ese nombre. No olvidemos
que nuestras búsquedas en la red están orientadas y que los resultados
propuestos por Google rara vez generan críticas.
Hay mucho por hacer y
revisar, un punto en el que los próximos escritos también volverán en detalle.
Existen áreas de mejora y es
esencial proponer, cada una a nuestro nivel, formas de crear y facilitar cruces
interdisciplinarios.
Una de las ideas concierne a
la implicación de la comunidad científica
en la difusión de su investigación vulgarizada es fundamental. Es
más, para validar y acelerar los cruces
interdisciplinarios, la conexión entre la investigación científica y las
profesiones de acompañamiento parece ser un requisito previo para garantizar
una transición fluida de la investigación a la práctica.
Se han lanzado algunas
acciones en esta dirección, como el lanzamiento en 2007 de la ENSN (European
Neuroscience and Society Network), que proporciona una plataforma común para
conectar a científicos, sociólogos, teóricos de todo tipo y escuelas de pensamiento.
, escéptico o simple apasionado.
Ahora que los neuromitos
están deconstruidos, podremos ver juntos en los próximos escritos la posible
sinergia entre las profesiones del acompañamiento y las neurociencias.
Tomtado de https://revue-europeenne-coaching.com/numeros/n6-mai-2018/neurosciences-coeur-neuromythes
Traducción del francés: Celso Medina
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