viernes, 25 de octubre de 2019


Neurociencias, en el corazón de los neuromitos

Aurélien Chapelain


Introducción

En 1990, el presidente estadounidense George W. Bush Hijo declaró que "esta década será la del cerebro".  Barack Obama lanzó en 2013 el Programa de Investigación de la "Iniciativa Cerebral" destinado a acelerar el desarrollo y las aplicaciones de tecnologías innovadoras para mejorar la comprensión del cerebro humano. Para convertirse en un líder en investigación neurológica, Estados Unidos previó una inversión de  100 millones de dólares. La Unión Europea, por su parte, puso en marcha un proyecto titulado "Proyecto del cerebro humano", respaldado por 80 instituciones y dotado con una financiación de mil millones de euros durante 10 años.
En las últimas dos décadas, la investigación en neurociencia ha ganado popularidad, entre otras cosas, por el progreso tecnológico, la voluntad científica e incluso la política económica. Es fácil constatar un creciente interés por parte de los responsables de la toma de decisiones, los educadores y, en general, las profesiones de apoyo (psicólogos, entrenadores, recursos humanos, formadores, gestión...) sin olvidar el del público en general. Este fenómeno se refleja en la explosión del número de artículos de prensa sobre el tema, que a menudo declara "revoluciones" semanales bajo la etiqueta de neurociencia.

Una popularidad que ha evolucionado hacia lo que algunos consideran como la “neurofilia”, descrita por muchos científicos como Joelle M. Abi-Rached en 2008, quien en su artículo “Las implicaciones de la nueva ciencia del cerebro”, afirma que la “Década del cerebro ha terminado, pero sus efectos ahora se están haciendo visibles, por ejemplo, en la neuropolítica, en la neuroética y en la emergencia de neuroeconomías ».
La expectativa es grande en cuanto a la operacionalidad de los conocimientos científicos sobre el cerebro y en diversos niveles de la sociedad. Los resultados neurocientíficos están dirigidos a influenciar las tomas de decisiones políticos/societales, en nuestros enfoques de la gestión, en el coaching, en los conocimientos en psicología.
Es en este contexto que vemos la proliferación de neuromitos, métodos pedagógicos, herramientas "revolucionarias" o nuevos títulos (neurocoach, neuromarker...), pseudocientíficos, que afirman estar  "basados en el cerebro". Estos, oficialmente derivados de la investigación neurocientífica, son pocas veces trabajados con rigor y han infectado diferentes áreas, como la educación (Howard-Jones, Pickering y Diack, 2007, Howard-Jones, Franey, Mashmoushi y Liao, 2009) y las profesiones de acompañamiento, que no son la excepción.

Definición de un neuromito
El origen de este término se le atribuye a Bruno Della Chiesa, investigador y profesor de Harvard. Obviamente, deriva de la contracción de “neuro” y “mito”. Este término remite a todas las creencias infundadas sobre el funcionamiento del cerebro humano. Un neuromito es una hipótesis científica invalidada porque sus investigaciones carecen del rigor básico o llegan a conclusiones erróneas. Los usos  de estas verdades y contra-verdades temporales o sus diversas explotaciones basadas en esas investigaciones, devienen entonces  caducas / incompletas o incluso totalmente falsas.
Ese encadenamiento (-descubiemiento-explotación- no adaptación a las verdades científicas conocidas) han contribuido a las contra verdades sobre el funcionamiento del cerebro.
Los neuromitos son denunciados por toda la comunidad científica. Son particularmente polémicos, cuando se aborda el tema de la educación, de la P.N.L u otras disciplinas, debido a los numerosos excesos a los que pueden dar lugar.
Historia y génesis de un neuromito
L’OCDE, publicó en el 2002 un artículo que describe un resumen sobre la neuromitología que separa la ciencia de la especulación. Se denomina “Comprender el cerebro”: hacia una nueva ciencia del aprendizaje” (OCDE 2002, capítulo 4.6, pp.69-77). 
Un neuromito comienza generalmente por un malentendido, una mala interpretación y, en algunos casos, una deformación deliberada de los hechos científicamente establecidos para tener un valor argumentario pertinente para una práctica o para una disciplina.
Como lo hemos ya abordado, podemos pensar que esto debido en parte a los numerosos expectativas en cuanto a la aplicabilidad de la investigación cerebral para la práctica de diferentes dominios, y eso, en un clima de “neurofilia”.
Podemos no obstante plantearnos la cuestión siguiente: ¿Cómo y sobre todo por qué los neuromitos perduran e incluso aún proliferan?

Mal conocimiento científico, de las bases a la supervulgarización
Las bases de la cultura científica no son innatas, y desafortunadamente muy poco estudiadas de parte de los medios quien a menudo toma para la adquisición de un estudio científico. El gran público puede, ignorar el funcionamiento de la investigación o cómo comprender los resultados de un estudio.
Es esencial comprender el funcionamiento de los estudios científicos (más allá incluso de las neurociencias) pues la evolución de la ciencia es provista de errores, de resultados sometidos a prueba, rectificadas, afinadas o incluso contradictoria. Eso forma parte del proceso sano de la evolución de los resultados científicos.
Más allá de este tema, los medios están frecuentemente en la búsqueda de la fórmula, del comentario y del artículo más espectacular posible (Título de Internet de este fenómeno bajo el bonito nombre de "puta para hacer clic"). Eso impulsa a los artículos cada vez más espectaculares, contra intuitivos, frecuentemente parcial, incluso pavimentado de sofismas por asociación y deformación. No es raro ver algunos autores ceder a los matices personales tentadores, que conducen a afirmar sin rigor a senderos tramposos, que nos arraigan, porque nos parecen coherentes, siendo infundado.
Es corriente constatar deformaciones mayores entre las informaciones de estudios científicos y las interpretaciones de los medios o de sus lectores. La contextualización de los estudios es por lo tanto esencial, para conocer su estado de avance, su validez, las recomendaciones para proseguir los estudios que sean hechos como conclusión, o incluso si ellos han sido contradichos.
Los riesgos pueden ser además mínimos, pero pueden también ser cruciales.
Por ejemplo, en el 2007, Joelle M. Abi-Rached,  habla en un artículo de “Las implicaciones de las nuevas ciencias del cerebro. La Década del cerebro ha terminado pero sus efectos se mantienen visibles como la neuropolítica y la neuroética, y en la emergencia de las neuroeconomías”.
Su publicación vuelve sobre los eventos de la elección presidencial norteamericana. En efecto, en noviembre de 2007, siete neurocientíficos, uno de ellos Marco Lacoboni, neurocientifico de la Universidad de California en Los Ángeles, y diferentes consultores políticos publicaron un artículo de opinión en el New York Times, en el cual hacen predicciones sobre el modo como los electores reaccionarán a los candidatos de las primarias de los Demócratas y de los Republicanos (Lacoboni et Al, 2007). La particularidad de esta predicción era que era sacada de imaginerías por resonancias funcionales (IRMf) realizadas para medir la respuestas de del cerebro de sus sujetos en los videos y fotografías  de Hillary Clinton, Mitt Romney, Rudy Giuliani y otros candidatos.
Sobre la base de algunas zonas del cerebro que han mostrado una actividad, creciente o disminuida, los científicos han determinado cómo cada persona ha reaccionado y se deduce, por generalización, la aceptabilidad de los candidatos a las primarias a partir de los electores indecisos. No obstante, ninguna de esas investigaciones fue publicada en una revista sometida a un comité de lectura.
Tres meses después, el New York Times publicó una carta de 17 neurocientificos norteamericanos y europeos críticos con las conclusiones del artículo inicial y por la manera cómo la experiencia había sido publicado (Aron et Al, 2007).  Esos autores escriben: “En tanto que neurocientificos cognitivos, estamos muy entusiasmados en cuanto a la utilización potencial de la tecnología de imaginería cerebral para comprender mejor la psicología de las decisiones políticas. Pero estamos afligidos por la publicación de investigaciones en la prensa que no ha sido objeto de exámenes de pares y que utiliza un razonamiento erróneo para sacar conclusiones infundadas sobre temas tan importantes como la elección presidencial”.
Hay que hacer notar que el artículo inicial pone a Barack Obama y Johan McCain muy por detrás, sin embargo, Obama ha sido elegido dos veces.
En un próximo ítem veremos cómo, de manera simple, investigación, y dónde, cómo y los medios para hacer el mejor uso de su información.

Una expectativa para utilizar los resultados científicos
de manera inmediata, prescriptiva y directa
En el clima de una sociedad que desea acelerar el paso constante, la voluntad de aplicar inmediatamente los resultados científicos es fuerte. Es esencial comprender que algunas ciencias y particularmente las neurociencias, disciplina todavía joven, no es por el momento, pasó a un estadio prescriptivo o normativo para la sociedad. Sabemos que el proceso de descubrimiento científico es largo y pavimentado de errores, de confirmación, de retracción, y es algunas veces allí la honestidad lo que se debe esperar de las ciencias.
No es posible pasar del laboratorio de investigación al gabinete de psicología, a la educación o a la gerencia.  Los resultados han salido de un ambiente de laboratorio, y no un medio real con todas esas variables (volveré sobre ese punto luego). Las ciencias no se alimentan de respuestas aplicables a la sociedad, sino más de nuevos hechos para integrar en una reflexión al nivel político, económico o incluso profesional.
Invito a seguir los escritos y las conferencias apasionante de Elena Pasquinelli, investigadora en filosofía y ciencias cognitivas, profesora de la escuela normal superior de París, que nos invita a la prudencia con la aplicación de los descubrimientos en neoriciencia a la educación y a la pedagogía (la neouoeducacion).
Con una cierta prudencia y una honestidad intelectual, los resultados actuales permiten simplemente plantear las bases de reflexión, estar confrontado a otros enfoques…

Los intereses por otras disciplinas
El empleo de los términos “neuro”, “científico” y otros que son de libre utilización, vemos rápidamente en ellos derivas. La utilización de un vocabulario da inmediatamente una forma de credibilidad a una práctica. En ese sentido, los estudios realizados sobre el efecto de persuasión de las imágenes del cerebro como las imágenes de IRM. En efecto, la integración de jerga, de imágenes, de esquemas del cerebro da más impacto y credibilidad y hace más convincente un artículo y esto, aunque su contenido no sea en absoluto pertinente.
En esta línea, podemos hablar de la PNL (Programación Neurolingüística) cuyo nombre espera y fabula la idea de poder reprogramar las conexiones neuronales del cerebro. Este enfoque está ampliamente expandido en las profesiones del acompañamiento, del coach al gerente, particularmente alrededor de los temas de comunicación. Otras disciplinas emplean la PNL como la venta, el marketing e incluso como la medicina.  Más allá de las numerosas polémicas alrededor de la PNL, nos concentramos aquí únicamente en la denominación de esta disciplina. El uso del término “neuro” es un argumento que ofrece credibilidad y ciertamente vende. Cierto, la jerga de la PNL es técnica y puede parecer científicamente pero el enfoque en ningún caso está basada en una ciencia ni menos en la neurociencia. Notemos que los tres términos “Programación” “Neuro” y Lingüística” cada una de ella remite a una ciencia.
La escogencia de las palabras es importante y puede demostrar básicamente los fundamentos de un enfoque. Aquí expongo dos escogencia consciente de los nombres de esta disciplina, no volveré en el debate del interés o los beneficios de la PNL. No obstante, la utilización ciertamente mercantil de este término plantea  cuestiones de éticas y de honestidad intelectual.
Podemos igualmente hacer un paralelo con los términos recientemente aparecidos en las disciplinas como gerencia, el coaching y la P.N.L. La utilización de los títulos y de las fórmulas fraudulentas deviene moneda corriente notablemente a través de la aparición de los “neurocoachs”, “neurogerentes”, de los “máster coach” pasando por los “master prácticos en PNL”. Los títulos oropel que juegan en una frontera muy fina.
Por ejemplo, el "máster coach" no es un coach de un máster universitario, sino un coach que supervisará a los pasantes el año siguiente a su diploma (que a menudo es legal solo en la organización de formación que emite el título). Los coachs de una maestría o maestría 2 a menudo destacan el reconocimiento por parte del estado de sus diplomas en el RNCP y una posible afiliación a una federación de coachs, bajo el título de coach profesional simplemente. Para el "maestro practicante en PNL", el término coach se refiere a la noción de terapéutica, a la ciencia médica, y el maestro al experto, la maestría o la elección al gurú para elegir.
Es por eso que creo que conocer neuromitos es importante para identificar enfoques que son parcialmente falsos, no actualizados o truncados.
Los neuromitos más comunes
Estilos de aprendizaje AH y VAKOG
Este neuromito  sugiere que usamos canales privilegiados para aprender y comprender, y que la utilización de un canal privilegiado para el aprendizaje y la comprensión, y que la utilización de un canal particular y preferido mejoraría tanto el aprendizaje y como la comunicación.
El origen de este enfoque parece provenir de una publicación de Frédéric Vester, quien en 1975 publicó "Pensar, aprender, olvidar". Allí explica que cada individuo usa uno o más canales / modalidades sensoriales (auditiva, visual / óptica, háptica / kinestésica e intelectual) que se determinarían biológicamente.
La PNL ha adoptado este enfoque bajo el acrónimo de VAKOG (Visual Auditory Kinesthetic Olfactive Gustative) luego VAK (los canales Visual, Auditory y Kinesthetic son los más extendidos), basado en la idea de que cada individuo tiene un sistema o sistemas representacionales privilegiados, también  modalidades sensoriales, en el marco de su proceso de comunicación.
Ampliamente empleados en diferentes niveles, de los métodos de aprendizaje para la comunicación, este mito a menudo se asocia con la influyente teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner.El mismo destaca que las personas a menudo le acreditan  haber inventado el enfoque VAKOG y que algunos incluso piensan que los dos conceptos son iguales. H. Gardner, ansioso por aliviar el "dolor" y la "distracción" causada por esta interpretación errónea, escribió un artículo en el Washington Post titulado: "Las inteligencias múltiples" no son "estilos de aprendizaje", en los que él explica: "Si la gente quiere hablar sobre un" estilo impulsivo "o un" aprendiz visual ", es su prerrogativa. Pero deberían reconocer que estas etiquetas pueden ser inútiles, en el mejor de los casos, y mal diseñadas en el peor".
La "PNL utiliza esta idea en la sincronización verbal y no verbal, lo que facilitaría la relación con el cliente. Pero el uso sistemático de modelos como VAKOG, determinado entre otras cosas, por movimientos oculares, parece ser una tontería, un error o una ocurrencia simpática.
 Esta idea no tiene veracidad científica tiende a encerrar a una persona en una caja y, por lo tanto, a limitarla. El tema de los métodos de comunicación, como la sincronización, es muy sensible, porque a menudo está próximo a los métodos de manipulación. Para garantizar una buena comunicación con un colaborador, con un cliente, las herramientas simples como la escucha activa o la reformulación permiten al interlocutor ver nuestra escucha, nuestra empatía, nuestra comprensión precisa de estos comentarios.
El cerebro izquierdo y el cerebro derecho.
En el curso de los años, el hombre a menudo ha clasificado en dos partes distintas las competencias intelectuales: por un lado, las competencias críticas y analíticas, en oposición a las competencias creativas y de síntesis. Esta idea recibida, llamada dominación hemisférica o hemisfericidad, se modela alrededor de los dos hemisferios cerebrales y se ha convertido en una doctrina importante en neurofisiología, especialmente en el siglo XIX.
Este neuromito se simboliza a través de varios escritos, como el libro de Arthur Ladbroke Wigan Una nueva visión de la locura: la dualidad de la mente (1844), que traza la idea de que los dos hemisferios cerebrales independientes tienen la capacidad y la voluntad de pensar de forma independiente.  El autor  irá incluso más lejos explicando que los dos hemisferios trabajan juntos, pero que en ciertos casos, incluidos los casos patológicos, los hemisferios trabajan el uno contra el otro. Esta noción ha tenido mucho éxito y se ha vuelto muy popular en la cultura popular (por ejemplo, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde (1886), de Robert Louis Stevenson).
El concepto de dominio hemisférico atribuye diferentes características de tratamiento de la información a uno u otro de los dos hemisferios cerebrales. Por lo tanto, se concluye que el uso dominante del hemisferio izquierdo o derecho determina la forma de pensar y la personalidad de un individuo.
La noción de  estilos de pensamientos hemisféricos se basa en una premisa errónea: de que cada hemisferio cerebral está especializado y, por lo tanto, cada uno debe funcionar de manera independiente, con un modo diferente de pensar. Esta tesis está muy alejada del conocimiento actual. En efecto, ella utiliza descubrimientos científicos sobre asimetrías funcionales que tendrían cada uno un tipo diferente de pensamiento cognitivo. Además, no existe evidencia científica directa que respalde la idea de que se encuentran diferentes estilos de pensamiento en cada hemisferio.
Si consideramos el estilo de pensamiento creativo y emocional del hemisferio derecho, no encontraremos pruebas científicas que corroboren una correlación entre el grado de creatividad y el uso del hemisferio derecho. Además, un análisis reciente de 65 estudios de neuroimagen sobre la emoción no encontró respaldo científico para la hipótesis de una lateralización hemisférica derecha global del hemisferio derecho de la función emocional. No existe evidencia científica directa que respalde un estilo de pensamiento analítico y lógico para el hemisferio izquierdo, que lo predetermine para tareas matemáticas, lectura o escritura.
En contraste, Stanislas Daheane descubrió que el hemisferio derecho y el hemisferio izquierdo están activos en la identificación de números arábigos (por ejemplo, 1, 2). Otros datos han demostrado que los subsistemas de ambos hemisferios se activan en algunas partes del proceso de lectura, por ejemplo, la decodificación de palabras escritas o el reconocimiento de sonidos del habla. Sobre la base de estos y muchos otros descubrimientos científicos, los científicos ahora creen que si hay asimetrías funcionales, los dos hemisferios cerebrales no funcionan de forma aislada, sino más bien juntos en todas las tareas cognitivas.
A la luz de esta noción, utilizando el concepto de hemisfericidad para determinar un perfil u opciones educativas orientadas, la comunicación se vuelve más que cuestionable. Aquí, el riesgo es un tanto más importante, que hay muchas pruebas para determinar si una persona se la define como cerebro izquierdo o cerebro derecho. Para el ejemplo más famoso y básico, es la observación de una bailarina que se vuelve sobre sí mismo, de acuerdo con cómo se percibe el significado, es cerebro izquierdo o derecho. Esto es un problema para mí por varias razones. Lógicamente, la noción de cerebro izquierdo y derecho no existe, ¿por qué entonces oponer la lógica a la creatividad y tratar de determinar un perfil estricto y limitante? Como coach profesional, tenemos que determinar tendencias e instalaciones, pero no podemos ir más allá de ellas. Limitar a un cliente o colaborador en un cuadro definido por "usted es así" puede ser problemático para el desarrollo personal. El hombre es singular y no está hecho para estar rodeado de cajas limitantes.
El programa Brain Gym & Brain Training
Podemos pensar que el origen de este neuromito proviene de la idea de que el cerebro es un músculo. A partir de este error, hemos visto muchos programas de BRAIN GYM, programas revolucionarios que te harán más inteligente o que encenderán tu cerebro.
Creado por la pareja Paul y Gail Dennison, el programa Brain Gym nació en los años 70 en California. Este programa avanza la tesis de que movimientos específicos activan el cerebro y lo hacen funcionar mejor para almacenar o recuperar información. Este programa se ha extendido en el medio educativo y ha sido promovido por el llamado "coach/ asesor", lanzado en más de 80 países y traducido a 40 idiomas.
Los estudios científicos analizaron esta "técnica" y concluyeron, sin gran sorpresa, que "Ningún programa tuvo una influencia significativa en el rendimiento cognitivo del participante, por cuanto   se observaron diferentes efectos en los niveles de aptitud de la muestra, "La Eficacia del entrenamiento de Brain Gym en el rendimiento cognitivo y el nivel de condición física de adultos mayores activos: un estudio preliminar. Cancela JM, Vila Suárez MH, Vasconcelos J, Lima A, Ayán C.
El Brain Gym por lo tanto se basa solo en pretensiones, estudios no rigurosos y anécdotas.
Existe también entre estos programas de enseñanza comercial, programas de entrenamiento cerebral, el más conocido de los cuales es el programa de entrenamiento cerebral del Dr. Kawashima en Nintendo DS. Incluso, aquí hay el ejemplo de la explotación de un neuroma. Este producto, comercializado con un anuncio publicitario con  Nicole Kidman y la promoción del nombre de un neurólogo japonés, está diseñado para fortalecer su cerebro. Algunos profesionales de acompañamiento comenzaron a aconsejar a sus clientes sobre este tipo de entrenamiento cerebral, para estimular la creatividad o incluso la reactividad.
En este caso preciso, el impacto no es negativo, no se pierde tiempo para resolver ecuaciones. Pero la idea de utilidad intelectual y cerebral es falsa. Así es como Brain Gym, Nintendo y muchos otros han podido vender muchas copias de estos diferentes programas.
Solo usamos el 10% de nuestro cerebro
Este neuromito es ciertamente el más popular, repetido a través de muchos formatos, como películas, series de televisión, novelas de ciencia ficción y con películas de ejemplo recientes como "Lucy" de  Luc Besson o en "The Limitless" de  Neil Burger. Sin embargo, ninguna evidencia científica ha confirmado, aunque sea parcialmente, este mito. Por el contrario, la investigación ha demostrado lo contrario. Todos nosotros usamos el 100% de nuestro cerebro.
Como para los otros neuromitos, no es fácil rastrear con precisión el origen y los medios de difusión de este error. Según las corrientes, algunos atribuyen este neuromito a William James, psicólogo estadounidense, quien, en su libro Las energías de los hombres, publicado en 1908, escribió: "usamos solo una pequeña parte de nuestros recursos mentales y físicos".
Otras fuentes hablan de Sigmund Freud, o Albert Einstein, quien respondió una pregunta sobre su inteligencia: "Yo uso solo el 10% de mi cerebro". Sin embargo, este intercambio nunca ha sido reconocido o considerado oficial. También podemos hablar sobre el libro de Dale Carnegie, cuyo prefacio fue escrito por el autor estadounidense Lowell Thomas: "El profesor William James de Harvard siempre dijo que el hombre promedio desarrolla solo el 10% de sus capacidades mentales latentes. Dale Carnegie, al ayudar a los empresarios a desarrollar su potencial, ha creado uno de los movimientos más importantes en la educación de adultos”.
Entre los trabajos que ciertamente han alimentado este mito podemos hablar sobre el psicólogo Karl Lashley, quien había concluido erróneamente, entre otras cosas, que la corteza cerebral no tenía una función específica.
Como lo presenta  la OCDE en su informe sobre este neuromito, la mayoría de los neurocientíficos nunca se han adherido a esta tesis por diferentes razones: incoherencia evolutiva, ninguna región del cerebro puede ser deficiente o faltante sin que exista de consecuencia funcional. Además, el mapa actual de las funciones cerebrales no deja espacio para una región inactiva.
Este neuromito ha permitido algunos enfoques para avanzar en el argumento de permitirle acceder al 90% restante de su cerebro o potencial cerebral inexplorado. Hay muchos enfoques basados en este mito, utilizados por los gurús, a través de algunos auto-proclamados coachs, por meditación específica o por la glorificación de las drogas.
El efecto Mozart
Hablar de este neuromito es la ocasión de hablar de las posibles consecuencias de la explotación de un error.
En 1993, un estudio de Frances H. Rauscher, psicóloga de la Universidad de Whoshoa, y Gordon Shaw, físico de la Universidad de Irvine, expone que escuchar a Mozart (concretamente, la Sonata para dos pianos en re mayor) mejoraría las habilidades para resolver tareas de inteligencia espacial. Este efecto fue bautizado "efecto Mozart". El experimento consistió en someter a 36 estudiantes de psicología a tres condiciones experimentales que duraban diez minutos cada una.
Un primer grupo fue escuchar el Allegro con spirito de la famosa sonata de Mozart, mientras que un segundo grupo tuvo que escuchar una pista de audio con instrucciones de relajación y un tercero permaneció en silencio en una habitación sin ruido. Durante los quince minutos posteriores a este período, los investigadores sometieron a los tres grupos a pruebas de razonamiento espacial y abstracto basadas en la prueba de inteligencia Stanford-Binet. Los resultados se convirtieron en IQ y se concluyó que el grupo "Mozart" tenía un IQ más alto que los grupos de "relajación" y "silencio".
Los resultados publicados rápidamente en la revista Nature, a pesar de la falta de rigor en el análisis, fueron un gran éxito. Este neuromito se ha extendido y se ha convertido en un fenómeno social. Apoyado por los medios y el marketing, el mito se ha extendido ampliamente, con muchos beneficios económicos.
Para tomar solo algunos ejemplos de esta locura:
         Los estados de Georgia y Tennessee  lanzaron un programa de inversión para proporcionar a cada recién nacido un CD de audio de Mozart.
         En 1999, la Fundación de la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación donó música gratis a varios cientos de hospitales.
         Los trabajos de vulgarización sobre los efectos positivos de escuchar música clásica en la salud, el aprendizaje y otras áreas de la vida cotidiana han invadido las librerías e internet.
         Algunas compañías han comenzado a distribuir música clásica en sus oficinas para aumentar la productividad, la creatividad y el rendimiento de acuerdo con este mito.
         La música clásica ha sido explotada como fertilizante para promover el crecimiento de ciertas plantas.

Sin embargo, la experiencia inicial ha sido cuestionada e incluso contradicha. El profesor de psicología de la Universidad Estatal de los Apalaches, Kenneth Steele, reprodujo los protocolos establecidos por Shaw y Rauscher sin descubrir el más mínimo efecto, entre los 25 estudiantes evaluados. Publicado en la revista Psychological Science en 1999, el artículo concluyó que "hay poca evidencia para apoyar los programas de intervención basados en el efecto Mozart".
Entre las publicaciones notables para denunciar este neuromíto podemos hablar de:
         John Bruer Fundador de la Fundación James S. McDonnell, que publica un libro "El mito de los primeros tres años, en el que denuncia varios neuromitos".
         Scott O. Lilienfeld escribe un libro sobre los 50 grandes mitos de la psicología popular.
En 2010, un equipo de investigación del Instituto de Investigación Básica en Psicología de la Universidad de Viena realizó un metanálisis estadístico a través de 39 estudios y más de 3.000 pruebas de individuos en torno al efecto Mozart. Publicado en la revista Intelligence, la conclusión del metanálisis confirma que no existe un vínculo preciso entre escuchar música clásica y mejorar la representación espacial.
Este neuromito es representativo de los riesgos relacionados con la difusión de información truncada o errores deliberados. Los impactos sociales y económicos son numerosos. Las inversiones realizadas por instituciones y empresas ciertamente podrían haber estado orientadas de manera diferente. La explotación de un neuromito con fines de marketing revela una falta de conocimiento técnico o incluso ético.
Ciertamente, escuchar a Mozart no lo hace más inteligente, pero parece obvio que escuchar música puede facilitar la creatividad, la emoción, ese sentimiento agradable y apreciable, la famosa inteligencia musical según H. Gardner. Tenga en cuenta que los beneficios funcionan para Mozart y sus sinfonías, pero también para Amon Amarth y Death Metal o Tupac Shakur y su Rap.
Cerebro reptiliano, límbico y neocorteza: la teoría del cerebro triuno ¿un neuromito?
La teoría del cerebro triuno describe tres cerebros distintos que habrían aparecido durante la evolución de la especie humana: un cerebro reptiliano, luego un cerebro paleomammaliano (relacionado con el cerebro límbico) y finalmente un cerebro neomammaliano (relacionado con la neocorteza).
Introducido por Paul McLean en 1969, este enfoque ahora es muy controvertido, pero no está entre los neuromitos. Esta herramienta teórica propone un modelo de la arquitectura funcional del cerebro y una forma de organización de sus áreas de manera interdependiente. El autor avanza un funcionamiento independiente de cada área e incluso va más allá: "Los tres cerebros heredados de la evolución coexisten con dificultad bajo el cráneo humano".
Su modelo se basa en las siguientes ideas:
         La primera área, el cerebro reptiliano que pudo haberse formado hace unos  400 millones de años, está vinculada a la supervivencia, a las funciones de huida, al placer y al miedo.
         La segunda área, el cerebro límbico, apareció con los mamíferos. Concentraría las funciones de memoria, emociones, aprendizaje e instinto gregario.
         La tercera área, el cerebro de neocorteza,  el más joven de los cerebros con sus 3,6 millones de años, fecha de aparición de Australopithecus. Está vinculada a las inteligencias, la creatividad, la solidaridad.
Esta teoría, como los neuromitos explicados anteriormente, ha tenido mucho éxito y todavía se explota hoy en muchos enfoques y trabajos de desarrollo personal (incluidos algunos entrenadores o en PNL), e incluso a veces en ciertos círculos científicos. Sin embargo, el conocimiento actual de la neuroanatomía del cerebro contradice este modelo. Como ejemplo, ahora sabemos que parte del "área / sistema límbico" está involucrado en habilidades cognitivas elaboradas: como el hipocampo, uno de los asientos de la memorización, el aprendizaje y el navegación espacial ... Una vez más, el cerebro se ve hoy como un sistema interconectado.
Además, la teoría también se debilita desde un punto de vista anatómico sobre los animales, se sabe desde los años 80 que los reptiles tienen una forma de sistema límbico y una neocorteza (el "palio") como todos los vertebrados. . Sabemos que los reptiles como el cocodrilo tienen un comportamiento materno muy desarrollado y, por lo tanto, se oponen a la idea del cerebro reptiliano.
En conclusión, la teoría del cerebro triuno no figura entre los neuromitos, pero es ampliamente criticada y vacilante, su uso parece obsoleto.

Conclusión
El conocimiento de los neuromitos hace posible tener una primera arma para agudizar la vigilancia en cuanto a las neuro-revoluciones y, más ampliamente, en ciertos dominios. Entre las otras armas, simplemente podemos notar el sentido común. No existe un método milagroso, aunque suene demasiado bueno y demasiado simple. Al igual que habría que tomar con prudencia las famosas "claves del éxito" o "los secretos de los líderes" que algunos "coach" promueven. Me gustaría recordarle dos cosas simples: "un profesional  enseña, ayuda a reforzar una competencia, un estafador revela un secreto" y  en nuestra profesión de acompañador (gestión, coaching ...), una base es esencial: "No hay ningún secreto, no hay medios para saltarse las etapas, para otener un logro hay que saber, organizarse y especialmente trabajar".
Otra arma concierne al análisis conceptual y contextual, que conduce a  enfrentar muchas tonterías.
En un momento en que la información viaja a la velocidad de una fibra óptica, sin distinción de un artículo o una teoría con muescas, se requiere pensamiento crítico y retrospectivo son de rigor. También es un punto esencial para diferenciar a los profesionales de los demás.
Por lo tanto, las disciplinas que aún explotan sus neuromitos tienen errores en sus enfoques, y podemos preguntarnos acerca de sus conocimientos y su formación continua. También invito algunos enfoques para reposicionarse y cambiar su vocabulario para una mayor honestidad intelectual.
Los profesionales del acompañamiento, desde el coach hasta el manager, deben ser rigurosos y exigentes en sus profesiones y en su investigación. Por lo tanto, comprender los procesos de descubrimiento científico es esencial cuando se habla de ciencia.
Este artículo también es una forma de hablar sobre el pensamiento crítico, que es esencial hoy para tomar sus decisiones y rodearse de profesionales dignos de ese nombre. No olvidemos que nuestras búsquedas en la red están orientadas y que los resultados propuestos por Google rara vez generan críticas.
Hay mucho por hacer y revisar, un punto en el que los próximos escritos también volverán en detalle.
Existen áreas de mejora y es esencial proponer, cada una a nuestro nivel, formas de crear y facilitar cruces interdisciplinarios.
Una de las ideas concierne a la implicación de la comunidad científica  en la difusión de su investigación vulgarizada es fundamental. Es más,  para validar y acelerar los cruces interdisciplinarios, la conexión entre la investigación científica y las profesiones de acompañamiento parece ser un requisito previo para garantizar una transición fluida de la investigación a la práctica.
Se han lanzado algunas acciones en esta dirección, como el lanzamiento en 2007 de la ENSN (European Neuroscience and Society Network), que proporciona una plataforma común para conectar a científicos, sociólogos, teóricos de todo tipo y escuelas de pensamiento. , escéptico o simple apasionado.
Ahora que los neuromitos están deconstruidos, podremos ver juntos en los próximos escritos la posible sinergia entre las profesiones del acompañamiento y las neurociencias.

Traducción del francés: Celso Medina

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