domingo, 28 de octubre de 2018


Sobre el equilibrio y la coherencia
Celso Medina





1
Lo que nos hace humano es nuestro cuerpo vertical. Si fuésemos horizontales, lo tuviéramos más fácil. Dios o la naturaleza -elija usted- hizo al hombre un ser cuya tarea esencial es retar la gravedad. El horizonte es reposo, no tiene posibilidad de caer. Somos lo contrario: seres que podemos caer. De modo que nos definimos siempre como retadores del equilibrio. Ya Darwin nos contó de qué manera fueron apareciendo nuestros órganos. No fueron regalos, sino producto del nuestro hacer en el mundo. Y mucho menos nuestra verticalidad fue gratuita; costó mucho erigirnos. Pero el árbol es también vertical; sí, pero inmóvil. Su verticalidad es llevadera. En cambio, la nuestra no lo es; se nos va la vida en sostenernos de pie.

La imaginación poética, imaginación científica
Gilles-Gaston Granger





Entiendo aquí por imaginación una creación de objetos en un sistema simbólico: lengua natural, sistema de formas, colores o sonidos, o aún más sistema de operaciones abstractas. La palabra simbólica significa simplemente que los elementos, o el material de creación remiten a significaciones más allá de su contenido inmediato dado en su percepción; y la palabra creación que los objetos creados no preexisten en la naturaleza o en el espíritu del espectador. Tomamos la expresión creación poética en su sentido extenso, englobando las artes plásticas y la música así como las artes del lenguaje. Mi propósito es entonces destacar una identidad profunda de la creación poética y de la creación científica, al mismo tiempo que demostrar en qué consisten no obstante las diferencias determinantes de la creación poética en ese sentido extenso de la creación poética y de la creación científica. Mi exposición será por tanto un poco asimétrica, favoreciendo el examen del aspecto científico de la imaginación, simplemente por razones de interés personal. La desarrollaré según tres momentos sucesivos: rol de lo sensible y de la afectividad en el ejercicio de la imaginación; la creatividad imaginativa como experiencia; imaginación y limitantes.

Romance sin palabras
(III)
Paul Verlaine


Ilustración: Celso Medina


Llora dulcemente sobre la ciudad
(Arthur Rimbaud)


Llora mi corazón
de la misma forma como llueve sobre la ciudad
¿Qué es esta languidez
que penetra mi corazón?

¡Oh dulce sonido de la lluvia
Por tierra y por sobre los techos!
Para un corazón que se aburre
¡Oh el canto de la lluvia!

Llora sin motivo.
Este corazón que se asquea
¿Por qué? ¿Alguna traición?
Esta pena sin motivo.

Empeora mi pena
Al no saber por qué
sin amor y sin odio
mi corazón tiene tanta pena


Traducción: Celso Medina


martes, 23 de octubre de 2018


La huella de Nómar Oporte
Celso Medina

Ilustración: Asdrúbal Marot



Ahora recuerdo al niño de “La lluvia”, de Arturo Uslar Pietri. La trama de ese cuento relata la aparición intempestiva de un muchacho en la vida de una familia ya vieja, sin hijos. Su llegada intriga y atrae. Cuando ya la familia se ha esperanzado con él, desaparece también intempestivamente, dejando en los ancianos un enorme vacío. Así ocurrió con Nómar Oporte. Un día de los años 90 apareció en Maturín, también intempestivamente. Sin trabajo oficial, con muy pocos recursos y empezó a inquietarnos a quienes hacíamos vida en el ambiente cultural de Maturín. Traía en su haber una importante alforja formativa, de la que sacó sus iniciativas para adentrarse a la promoción cultural de nuestra región. Era un hombre de cine; hacía de crítico y de cineclubista. Pronto penetró en los periódicos y comenzó a comentarnos películas, nos dio a conocer directores ignorados por nosotros.

Polaroid

Nómar Oporte




-˗ ¡...foto con su escritor preferido! ¡Una foto con su escrit...! La voz del hombre se alejaba del Callejón con su oferta y grité para llamar su atención. Al estar cerca me pareció de lo más común: safari verdoso y raído, maletín deformado y la cámara de revelado instantáneo colgándole del hombro. Era ridículo lo que un tipo como aquél ofrecía para vender sus fotos y se lo hice notar con un gesto de rechazo (la mano hace un gesto de anda-vete-de-aquí-que-estás-sobrando). Sin embargo, al ver un ejemplar de Divertimento en la mesa, dijo de improviso:

Caofonía
Frankétienne
Traducción: Celso Medina





El legendario poeta haitiano Frankétienne (nacido Franck Étienne Ravine-Sèche, 12 de abril de 1936), suscribe aquí una obra testamentaria: reflexión sobre el tiempo, la escritura y la ciudad bajo la forma de una larga carta a su hijo Rodney Saint-Éloi. De Puerto Príncipe a Montreal, la voz del viejo escritor corre en ecos, estalla en miles de saberes y delicias en esta lengua de la que él solo conoce las locuras arcanas. Frankétienne es uno de los grandes escritores contemporáneos, forjador de lenguas y de imaginarios. Este texto es un fragmento de su libro Caofonía (Chaophonie), publicado en 2014 por Éditions Mémoire d’encrier


Prefacio

Querido Franck, mi viejo padre, he tenido noticias del país esta mañana. Continúo pensando en ti. Difícil, sabes, imainar Puerto Prínciped sin tu rostro, sin tus palabras, sin tu vertiginosa prosa. Hemos hablado este otoño, ante del anuncio del premio Nobel. Ese premio que esperas,fiebroso, todos los años. Un poco triste que esta lotería literaria no haya tocado aún tu puerta. Me has hablado de este oído que relaja el cuerpo, de la vejez y de los años que te quedan por vivir… No me pareció bien escucharte. El Frankétienne en quien yo amo la manera y la locura sigue siendo una metáfora, ciudadela de sombras y de luces. Miro en mí esta imagen: el hombre y su contrario, el rey y su loco, esa mezcla de ser y no ser. Ese ogro, genial megálomano, que sueña con mucha frecuencia con el niño que ha sido y no fue. Ese coloso que, todas las mañanas, compone el canto del alba. Te imagino enclaustrado, girando, rico de ebriedad- en el interior de esta catedral de esquisofía, esta casa-museo-, hundido en el hueco negro de este país tan devastado y tan tocado. Escucho tu voz como una mano extendida: mi hijo, mi hijo, mi hijo. La ternura exige estar a la altura de la filiación y de la belleza. Te he pedido escribir un texto corto para colección Cadastre. Un breve ensayo. Una perorata para continuar la conversación de padre a hijo. Una carta de urgencia. Háblame de ti. Háblame de la espiral de la vida, de tu vida. Un escritor legendario cuenta el camino de su caos, de sus obsesiones. Entonces, ¡escríbeme una carga ahogada de amor! Necesito de tu voz. Tengo necesidad de un padre, de un pueblo de un ramo de lila para fijar el horizonte. Y también, de un testamento de luz para la ruta. ¿Puedes devolverme eso que he perdido?
Rodney
P.-S. : Te ruego que estreches muy fuerte contra tu corazón a Marie-Andrée.

lunes, 1 de octubre de 2018


El socialismo y su ética
Celso Medina

Es muy obvio, el Socialismo no goza hoy del prestigio que tuvo en el siglo pasado. Montado en el buque de la utopía moderna, su ilusión fue tan grande como la decepción que hoy invade a quienes aún le tenemos fe, no porque su mentor opositor tradicional, el capitalismo, ofrezca mejores perspectivas, sino porque el aura utópica ha entrado en el umbral de la pesadilla. Hace algunos años, en el espacio que tenía el amigo Rigoberto Lanz en El Nacional, dimos a conocer este texto,que ahora reproduzco, cuyo contenido reitero hoy con la misma convicción de esos otros tiempos. 





Toda religión que no sea la suya propia, es invención humana: la suya, en cambio, revelación divina.

Karl Marx



Uno de los más famosos trucos ideológicos de las ciencias positivistas fue naturalizar el hecho histórico; es decir, establecer causas físicas a fenómenos que tienen un origen humano. Por ejemplo, se creó la idea de que la economía no tendría otro caldo de cultivo sino el mercado, que si no hay ricos no hay riquezas; es decir, la necesidad “natural” del Capitalismo, como fuente de riquezas de las civilizaciones.

Maurice Godelier:

“Jamás y en ninguna parte la familia ha sido el fundamento de la sociedad”

El antropólogo Maurice Godelier, el 14 junio de 2018, en Paris. Foto Edouard Caupeuil para Libération

Por Sonya Faure et Cécile Daumas 
Diario Liberation, 26 septiembre 2018
Traducción: Celso Medina


Procreación Médica Asistida (PMA) para las lesbianas y solteras, levantamiento de anonimato para los donadores, Gestación Para Otros (GPA), derecho a morir: el antropólogo Maurice Godelier, especialista del parentesco, recuerda que la naturaleza del hombre es transformar su existencia y hacerse siempre otro.


Apertura de la procreación médica asistida (PMA) a las lesbianas y mujeres solteras, levantamiento del anonimato de los donadores: en su opinión previa a la revisión de la ley bioética, hecha pública el martes, en Francia el Comité Consultivo Nacional de Ética (CCNE) podría iniciar una ruptura, un punto de inflexión en las historias familiares del futuro. Esas proposiciones no son, por los momentos, sino una opinión. El debate público y político va a durar muchos meses, la política decidirá (el proyecto de bioética debe ser examinado en el primer trimestre 2019 en la Asamblea Nacional francesa). En la larga historia del parentesco y de la filiación, ¿qué pensar sobre este derecho que le daría a las mujeres la posibilidad de crear sin padres? ¿Por qué la necesidad de conocer los orígenes cuando se ha nacido de un donador anónimo? Antropólogo, especialista en las relaciones de parentesco, Maurice Godelier trabaja en las grandes invariantes que estructuran nuestras vidas y nuestros imaginarios: familia, religión, estado. Formado en las cercanías de Lévi-Strauss, marcado por el marxismo y el estructuralismo, como antropólogo ha vivido ampliamente en el seno de la sociedad baruya, en Papouasie-Nueva-Guinea. A lo largo de sus trabajos, ha mostrado que la sexualidad no era una cuestión de naturaleza, sino una producción social, que la familia no era, contrariamente a las ideas recibidas, el fundamento de todo sistema social. O que la muerte no se oponía a la vida, sino al nacimiento.

Poemas de Mahmud Darwish
Traducción del francés: Celso Medina


Mahmud Darwish no sólo es uno de los más grandes poetas árabes contemporáneos sino también una leyenda viva: sus libros circulan a millares por todos los países árabes y los estadios se llenan para escuchar sus recitales poéticos, acontecimientos irrepetibles que nadie quiere perderse. Hombre laico y moderno, refinado y elegante, Darwish es un palestino de diálogo, aunque su voluntad no se doblegue fácilmente ni esté dispuesto a hacer concesiones humillantes. Una de sus mayores esperanzas es revitalizar la literatura palestina, procurar a toda costa que los problemas políticos no la paralicen. Y para los palestinos, la proximidad física de su poeta es como una fiesta continua, un símbolo de la cultura palestina. No obstante, a pesar de haber alcanzado con creces las metas soñadas, el poeta, desde su actual residencia entre Jordania y Cisjordania, aspira a poder regresar algún día a su tierra natal, Galilea, donde nació el 13 de marzo de 1942. María Luisa Prieto


A mi madre

Añoro el pan de mi madre,
El café de mi madre.
Las caricias de mi madre…
Y la infancia crece en mí, día tras día,
Y aprecio mi vida, pero
si muriera,
¡tendría vergüenza de las lágrimas de mi madre!

Si volvieras algún día, haz de mí
Un paraguas para tus párpados.
Cubre mis huesos de esta hierba
bautizada bajo tus talones inocentes.
Átame
con una mecha de tus cabellos,
o con un hilo que penda de un pliegue de tu vestido…
Y sería, quizás, un dios,
quizás un dios,
¡si tocase tu corazón!

Si regreso, ¡arrúllame!
Caliéntame en tu fogón
Y cuélgame
del tendedero de tu casa.
No logro despertarme
sin tu rezo cotidiano.
He envejecido. Devuélveme las estrellas de la infancia
y compartiré con los pajarillos,
el camino de retorno
en el nido de tu espera!

Fuente : Del poemario: Enamorado de Palestina (1966)
20 mars 2009 – Palestine Think Tank


Carta de identidad


Inscrito
Soy árabe
El número de mi carnet es cincuenta mil
Tengo ocho niños
y vendrá el noveno… después del verano
¿Te molesta esto?

Inscrito
Soy árabe
Trabajo con mis camaradas de pena
en una cantera
Tengo ocho niños
Para ellos arranco las piedras
La barra de pan
La ropa y los cuadernos
No vengo a mendigar a tu puerta
No me rebajo
frente a los adoquines de tu suelo
¿Te molesta esto?

Inscrito
Soy árabe
Mi nombre es común
Soy paciente en un país
que arde en cólera
Mis raíces…
se fijaron antes del nacimiento del tiempo
antes de la eclosión de los siglos
antes de los cipreses y de los olivares
antes del crecimiento de los vegetales
Mi padre…
Es de la familia de araire
y no de los señores de Noujoub
Mi abuelo, un campesino
sin árbol genealógico
me enseñó los movimientos del sol
antes de la leer
Mi casa
una cabaña de un guardián
hecha de juncos y ramas
¿Estás satisfecho de mi condición?
Mi nombre es común

Inscrito
Soy árabe
Cabellos… negros
Ojos… marrones
Signos distintivos
En la cabeza un keffiah sostenido por una cuerda
Mi palma, rugosa como la roca
Araña la mano que empuña
Mi dirección:
Soy de un pueblo perdido, sin defensa
Y todos sus hombres están en el campo o en la cantera…
¿Te molesta esto?

Inscrito
Soy árabe
Has expoliado los vinos de mis ancestros
y la tierra que cultivaba
con todos mis niños
Y no nos dejado
como a nuestra descendencia
sino estos guijarros
¿Vuestro gobierno los tomará también
como se nos ha dicho?

Entonces
Inscrito
Encabezando la primera página
No odio a mis semejantes
Tampoco lastimo a nadie
Pero…  alguna vez enfermamos
y comemos la carne de mi espoliador
Me refugio… me refugio
en mi hambre
y en mi cólera!
Fuente : La poésie palestinienne contemporaine. Abdellatif Laâbi. Le Temps des Cerisiers. 2002.
:

Y nosotros, nosotros amamos la vida

Y nosotros, nosotros amamos la vida tanto como sea posible
Bailamos entre dos mártires. Entre ellos, erigimos en las violetas un minarete o palmas

Y nosotros, nosotros amamos la vida tanto como sea posible
Robamos un hilo de seda para tejer nuestro cielo y cerramos este éxodo
Abrimos la puerta del jardín donde el jazmín inunda las rutas como un bello día

Y nosotros, nosotros amamos la vida tanto como sea posible

Allí donde vivimos, sembramos plantas exuberantes y cosechamos muertos
Insuflamos en la flauta el color de la lejanía, y dibujamos un relincho sobre el polvo del paisaje
Escribimos nuestros nombres piedra por piedra. Oh, rayo, ilumínanos la noche, aclara un poco
Nosotros amamos la vida tanto como sea posible.

Fuente : La poésie palestinienne contemporaine. Abdellatif Laâbi. Le Temps des Cerises. 2002.