viernes, 26 de julio de 2019

El sebucán y el maestro
Celso Medina

Ilustración: Celso Medina


La educación es un regalo envenenado que se nos ofrece como mecanismo expedito para conquistar nuestro espacio de humanidad. No es un fenómeno natural.  No es algo que escogemos, sino que se nos inocula desde las diversas instancias institucionales que la sociedad ha creado: la familia, la escuela, el estado, los massmedias, las religiones, etc.   Gracias a ella se produce el reparto de las creaciones culturales, y el hombre puede disponer del conjunto de saberes y bienes que la humanidad ha ido acumulando. No es propiamente un regalo, sino un señuelo para envolvernos en ese tejido complejo que llamamos sociedad. No es per se una donación necesariamente saludable, aunque la misma sociedad que la otorga puede perfectamente crear dispositivos efectivos para que ese veneno sea anulado o si no, al menos, disminuir su carga letal
Juego de tronos, ¿un gran logro para la filosofía?
Patrice Bollon



La serie  televisiva de fantasía heroica, que concluyó con un desenlace ambiguo al final de su octava temporada, ha sido objeto de juicios ditirámbicos por parte de algunos "filósofos" que la ven como una "lección gigante de pensamiento moral y político”.  ¿Es razonable?

Foto : Juego de tronos (Temporada 1, episodio 9 : Baelor), realizad por Alan Taylor © HBO/BBQ_DFY/Aurimages.


Cuando, al comienzo de Juego de Tronos, Robert Baratheon, el rey de Westeros, el Continente del Oeste, que ocupa el codiciado Trono de Hierro, propone a Ned Stark, el gobernador de Invernalia, convertirse en su “Mano”, su Primer Ministro de alguna manera, ¿qué se esperaba de él? El asunto es importante; el rey se dirige especialmente con la reina Cersei y su corte al castillo de Invernalia, situado muy lejos, al norte de Port-Royal, la capital de Westeros, para hacerle personalmente la propuesta a Ned. En efecto, el monarca sabe que Jon Arryn, su precedente Mano, no había muerto enfermo, sino que había sido envenenado por otros pretendientes al poder. Busca entonces apoyo cerca de Ned. Catelyn, la mujer de este último, no se entusiasma: si su marido toma esa función, tiene que dejar Invernalia para instalarse en Port-Réal. Él la había engañado en circunstancias similares, dando nacimiento a un bastardo, Jon Snow. Sobre todo,  Catelyn está convencida de que Port-Réal es un lugar maldito para los Stark. El padre de Ned y  sus hermanos habían sido asesinados allí. Pero Ned no duda un instante: ha jurado fidelidad al Rey y Robert es un viejo compañero de armas. Aceptar o negar su oferta no es una cuestión que se plantea: actúa en virtud de una moral del deber “deontológico”, como la hubiese referido, en nuestra tradición filosófica, Kant.
Fragmentos de Un diario del infierno

Antonin Artaud

Poeta, dramaturgo, ensayista, novelista, director escénico y actor francés (1896-1948). Autor de una amplia obra que explora la mayoría de los géneros literarios, utilizándolos como caminos hacia  osadas vÍas que retan los límites del saber vital.



A André Gaillard


Ni mi grito ni mi fiebre son míos. Esa desintegración de mis fuerzas segundas, de esos elementos disimulados del pensamiento y del alma, concibe solo su constancia. 

Es algo que está a mitad de camino entre el color de mi atmósfera típica y la punta de mi realidad.

No tengo tal necesidad de alimento sino de una suerte de elemental conciencia. Ese nudo de la vida donde la emisión del pensamiento se descuelga.

Un nudo de asfixia central.