martes, 23 de octubre de 2018


La huella de Nómar Oporte
Celso Medina

Ilustración: Asdrúbal Marot



Ahora recuerdo al niño de “La lluvia”, de Arturo Uslar Pietri. La trama de ese cuento relata la aparición intempestiva de un muchacho en la vida de una familia ya vieja, sin hijos. Su llegada intriga y atrae. Cuando ya la familia se ha esperanzado con él, desaparece también intempestivamente, dejando en los ancianos un enorme vacío. Así ocurrió con Nómar Oporte. Un día de los años 90 apareció en Maturín, también intempestivamente. Sin trabajo oficial, con muy pocos recursos y empezó a inquietarnos a quienes hacíamos vida en el ambiente cultural de Maturín. Traía en su haber una importante alforja formativa, de la que sacó sus iniciativas para adentrarse a la promoción cultural de nuestra región. Era un hombre de cine; hacía de crítico y de cineclubista. Pronto penetró en los periódicos y comenzó a comentarnos películas, nos dio a conocer directores ignorados por nosotros.

Polaroid

Nómar Oporte




-˗ ¡...foto con su escritor preferido! ¡Una foto con su escrit...! La voz del hombre se alejaba del Callejón con su oferta y grité para llamar su atención. Al estar cerca me pareció de lo más común: safari verdoso y raído, maletín deformado y la cámara de revelado instantáneo colgándole del hombro. Era ridículo lo que un tipo como aquél ofrecía para vender sus fotos y se lo hice notar con un gesto de rechazo (la mano hace un gesto de anda-vete-de-aquí-que-estás-sobrando). Sin embargo, al ver un ejemplar de Divertimento en la mesa, dijo de improviso:

Caofonía
Frankétienne
Traducción: Celso Medina





El legendario poeta haitiano Frankétienne (nacido Franck Étienne Ravine-Sèche, 12 de abril de 1936), suscribe aquí una obra testamentaria: reflexión sobre el tiempo, la escritura y la ciudad bajo la forma de una larga carta a su hijo Rodney Saint-Éloi. De Puerto Príncipe a Montreal, la voz del viejo escritor corre en ecos, estalla en miles de saberes y delicias en esta lengua de la que él solo conoce las locuras arcanas. Frankétienne es uno de los grandes escritores contemporáneos, forjador de lenguas y de imaginarios. Este texto es un fragmento de su libro Caofonía (Chaophonie), publicado en 2014 por Éditions Mémoire d’encrier


Prefacio

Querido Franck, mi viejo padre, he tenido noticias del país esta mañana. Continúo pensando en ti. Difícil, sabes, imainar Puerto Prínciped sin tu rostro, sin tus palabras, sin tu vertiginosa prosa. Hemos hablado este otoño, ante del anuncio del premio Nobel. Ese premio que esperas,fiebroso, todos los años. Un poco triste que esta lotería literaria no haya tocado aún tu puerta. Me has hablado de este oído que relaja el cuerpo, de la vejez y de los años que te quedan por vivir… No me pareció bien escucharte. El Frankétienne en quien yo amo la manera y la locura sigue siendo una metáfora, ciudadela de sombras y de luces. Miro en mí esta imagen: el hombre y su contrario, el rey y su loco, esa mezcla de ser y no ser. Ese ogro, genial megálomano, que sueña con mucha frecuencia con el niño que ha sido y no fue. Ese coloso que, todas las mañanas, compone el canto del alba. Te imagino enclaustrado, girando, rico de ebriedad- en el interior de esta catedral de esquisofía, esta casa-museo-, hundido en el hueco negro de este país tan devastado y tan tocado. Escucho tu voz como una mano extendida: mi hijo, mi hijo, mi hijo. La ternura exige estar a la altura de la filiación y de la belleza. Te he pedido escribir un texto corto para colección Cadastre. Un breve ensayo. Una perorata para continuar la conversación de padre a hijo. Una carta de urgencia. Háblame de ti. Háblame de la espiral de la vida, de tu vida. Un escritor legendario cuenta el camino de su caos, de sus obsesiones. Entonces, ¡escríbeme una carga ahogada de amor! Necesito de tu voz. Tengo necesidad de un padre, de un pueblo de un ramo de lila para fijar el horizonte. Y también, de un testamento de luz para la ruta. ¿Puedes devolverme eso que he perdido?
Rodney
P.-S. : Te ruego que estreches muy fuerte contra tu corazón a Marie-Andrée.