viernes, 12 de julio de 2019

Vivir y sobrevivir en la universidad


Para su tesis doctoral en educación en la UPEL-Maturín, la licenciada Ruth Acosta me pidió que contestara el siguiente cuestionario.  Las preguntas se hicieron a partir del concepto de plenitud, que trabaja la filósofa alemana Hannah Arendt. Ofrezco mis respuestas a los lectores, porque ellas me dan la oportunidad de fijar posición sobre la dramática crisis que vive no solo mi universidad, la UPEL, sino toda la universidad venezolana.






¿Qué piensa usted sobre la plenitud universitaria?
Habría que darle concreción a eso de la plenitud. Son muchos los puntos de vistas que hay sobre ella. Para mí la plenitud universitaria consiste en que el espacio escolar trascienda sus límites de informar, y se aboque a formar desde una visión total de la educación. Ahora es fácil informarse acerca de los aconteceres científicos, pero no es fácil entrar a su dimensión ética. La Universidad no es una fábrica de profesionales, sino una casa que permite que los profesionales asuman su condición de ser a plenitud. Y para eso no basta llenar a los egresados de los contenidos de sus asignaturas; hay que proveerlos de gestos que maduren esa plenitud de la que habla Hannah Arendt.


¿Cuáles actividades cree usted que podrían ser elementos claves para lograr la plenitud universitaria?
La principal: que haya una agenda colectiva de iniciativas propiciadas por la Universidad como corporación integral. Por ello, hay que darle vida a su sentido institucional. Esa vieja tripartición de las actividades en docencia, investigación y postgrado debe ser revisada a la luz de las urgencias que este país tiene ahora. La Universidad debe dejar de ser una inmensa aula-jaula, donde se producen pocos saberes, y sí aprendizajes inútiles, a veces poco éticos. Y la solución no es ese nuevo dogma que viene emergiendo con perversa fuerza: las competencias, que reduce el saber profesional a meras habilidades y desconecta a los futuros profesionales de los contextos vitales de su país y del mundo. El trabajo escolar es lo único que en estos momentos hace la Universidad. La investigación es un mero trámite para procurar algunos recursos. Pero lo que se investiga solo sirve para la autorarutina de los universitarios.

¿Cree usted que en la universidad se promueve la plenitud universitaria?
No. Al contrario, en ella se genera una perversa fragmentación. Deja al profesor y al alumno a su libre iniciativa, sin alentarle la voluntad de pertenencia a una comunidad. Esa disgregación ha hecho del profesor un empleado más, que sobrevive más que vive. Y al alumno lo arroja a una carrera de obstáculos, los cuales tendrá que sortear más con cinismo que con inteligencia (lo que pasa con el copy y paste es realmente alarmante).

¿Qué piensa usted sobre el desarrollo personal en el ámbito universitario?
No hay desarrollo de políticas de recursos humanos en nuestra Universidad. El profesor entra a la carrera académica, luego de ganar un concurso. Posteriormente deberá sobrevivir procurándose un currículum que le permita ascender para mejorar su salario. Investiga lo que puede, sus clases, algunas veces las prepara. Y eso ocurre porque no hay eso que Peter Senge llama inteligencia colectiva; es decir, productividad socializada efectiva, que permita que todos sientan deseos y voluntad de pertenecer a un cosmos social.

¿Cuáles cree usted que son las actividades que realiza la universidad para contribuir al desarrollo personal del personal docente, administrativo de apoyo, administrativo profesional,  obrero y estudiante?
La Universidad hace tiempo que abandonó sus programas de formación de personal. Las actividades de extensión desaparecieron: los grupos artísticos han desaparecido, los estudiantes solo reciben clases. Y las actividades culturales solo se dan con las minetecas en tiempos electorales. Las direcciones de personal se dedican esencialmente a tres cosas: hacer nóminas, llevar expedientes y a sancionar una que otra falta de los funcionarios. Cero formación. Cero estímulos. Quien quiera formarse en la Universidad, debe hacerlo por su propia cuenta. Al estudiante, solo se le dan las clases; a los funcionarios, salarios.

¿Qué piensa usted sobre el trabajo  creador y transcendente?
El trabajo intrascedente es mera rutina. Justificación de nuestros salarios. La Universidad es el espacio más propicio para el trabajo creador. Sobre todo para el profesor, a quien se le asigna unas pocas horas docentes para que tenga el suficiente tiempo para preparar e investigar sus clases. La libertad de cátedra es un puntal importante para el despliegue de esa creación. Lamentablemente sirve para crear, pero también para rutinizar la vida universitaria. Y eso se produce, quizás, por la crisis de institucionalidad que vive nuestra Universidad, donde se pueden hacer cosas muy buenas y muy malas, sin que surja refuerzo o reproches de parte de la institucionalidad.

¿Qué actividades piensa usted que debe realizar la universidad a través de sus gestores como trabajo creador y transcendente?
Son actividades muy puntuales, producto exclusivamente de la buena fe de los profesores e investigadores. En el caso de nuestra UPEL, tiene excelentes profesores que ocupan un importante liderazgo en la vida cultural y social del país. Algunos de sus profesores activos y jubilados, por ejemplo, han venido ocupando sillas en las Academias de la Lengua y de Ciencias Sociales, figuran como importantes líderes de las disciplinas deportivas, etc. Aquí, en Maturín, se vienen gestando iniciativas con la creación de Centro de Investigación o revistas académicas, se realizan eventos, entre otras actividades. Pero son casi personales, con poquísimo apoyo institucional.

Tiene usted algún conocimiento sobre el trabajo creador y transcendente en el contexto social, investigativo e institucional que realiza la universidad?
Qué opinión tiene usted del accionar socializador del trabajo universitario?
Te hablo por el Pedagógico de Maturín: hay un déficit de la socialización en nuestra Universidad. Ahora solo se sostiene por las redes sociales, que solo se ocupan de la vida rutinaria, sobre todo son un canto dolido permanente por nuestra precariedad económica, y en especial la información que circula es casi la salarial. Se han reducido los eventos de encuentros. Los profesores y alumnos solo van a lo suyo.

¿Cuáles cree usted que son las actividades que realiza la universidad como accionar socializador del trabajo universitario?
Lamentablemente, muy pocas. Las que se realizan están sesgadas por el propósito burocrático. Si no, evaluemos la aplicación de la Ley de Proyectos Comunitarios y las actividades de práctica pedagógica realizada en algunos liceos de Maturín. Las comunidades son simples objetos de propósitos rutinarios. No hay el debido diálogo, ni la debida investigación. Habría que inventar una especie de etnografía comunitaria, que nos permita ver a esas comunidades con ojos menos burocrático.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

EXCELENTE EL DIAGNOSTICO QUE HACE EL ILUSTRE MAESTRO CELSO MEDINA, PERO ME GUSTARIA QUE NOS ALUMBRARA, DADA SU AMPLIA EXPERIENCIA, CON LO QUE CONSIDERA EL MEJOR CAMINO HACIA LA RECUPERACION DE LA VERDADERA FUNCION DE NUESTRAS UNIVERSIDADES (NO ES EXTRAÑO QUE ESE DIAGNOSTICO SEA EXTENSIVO NO SOLO A ORIENTE SINO A TODO EL PAIS).

Anónimo dijo...

Eso de que en la Universidad hay cero estímulo para el profesorado es muy cierto. Le voy a citar un caso concreto: dentro del Doctorado en Educación en la UPEL hay un conjunto de actividades que se denominan acreditables. La publicación de artículos constituye una de esas actividades; destacando por ser de tipo obligatorio. Pareciera ser la actividad que se le dificulta más a los futuros doctores. Tanto es así que una de las exigencias es que estos artículos se desprendan del trabajo de investigación que realiza el tesista. Pues son contados los casos en que así sucede. Se publica de cualquier cosa menos de lo que se está desarrollando en la tesis. Siendo esta la realidad si alguno de esos doctorantes publica por lo menos 2 artículos sobre su tema de tesis lo mínimo que pudiera hacer la Universidad es exonerarle el pago de esas acreditables que en los actuales momentos está en 70.000 mil bolívares. Y si publica 4 o 5 pues premiarlo de alguna manera. Eso de otorgar un botón cuando se cumple 20 años o no sé cuántos solo por estar allí no incentiva nada.

LECTOUNEG dijo...

Agonìa en Tierra Firme....Que tristeza...y tanto por hacer aùn..!MS