Poemas de Mahmud Darwish
Traducción
del francés: Celso Medina
Mahmud
Darwish no
sólo es uno de los más grandes poetas árabes contemporáneos sino también
una leyenda viva: sus libros circulan a millares por todos los países árabes y
los estadios se llenan para escuchar sus recitales poéticos, acontecimientos
irrepetibles que nadie quiere perderse. Hombre laico y moderno, refinado y
elegante, Darwish es un palestino de diálogo, aunque su voluntad no se doblegue
fácilmente ni esté dispuesto a hacer concesiones humillantes. Una de sus
mayores esperanzas es revitalizar la literatura palestina, procurar a toda
costa que los problemas políticos no la paralicen. Y para los palestinos, la
proximidad física de su poeta es como una fiesta continua, un símbolo de la
cultura palestina. No obstante, a pesar de haber alcanzado con creces las metas
soñadas, el poeta, desde su actual residencia entre Jordania y Cisjordania,
aspira a poder regresar algún día a su tierra natal, Galilea, donde nació el 13
de marzo de 1942. María Luisa Prieto
A mi madre
Añoro el pan de mi madre,
El café de mi madre.
Las caricias de mi madre…
Y la infancia crece en mí, día tras día,
Y aprecio mi vida, pero
si muriera,
¡tendría vergüenza de las lágrimas de mi madre!
Si volvieras algún día, haz de mí
Un paraguas para tus párpados.
Cubre mis huesos de esta hierba
bautizada bajo tus talones inocentes.
Átame
con una mecha de tus cabellos,
o con un hilo que penda de un pliegue de tu
vestido…
Y sería, quizás, un dios,
quizás un dios,
¡si tocase tu corazón!
Si regreso, ¡arrúllame!
Caliéntame en tu fogón
Y cuélgame
del tendedero de tu casa.
No logro despertarme
sin tu rezo cotidiano.
He envejecido. Devuélveme las estrellas de la
infancia
y compartiré con los pajarillos,
el camino de retorno
en el nido de tu espera!
Fuente : Del
poemario: Enamorado de Palestina (1966)
20 mars 2009 – Palestine Think Tank
Carta de identidad
Inscrito
Soy árabe
El número de mi carnet es cincuenta mil
Tengo ocho niños
y vendrá el noveno… después del verano
¿Te molesta esto?
Inscrito
Soy árabe
Trabajo con mis camaradas de pena
en una cantera
Tengo ocho niños
Para ellos arranco las piedras
La barra de pan
La ropa y los cuadernos
No vengo a mendigar a tu puerta
No me rebajo
frente a los adoquines de tu suelo
¿Te molesta esto?
Inscrito
Soy árabe
Mi nombre es común
Soy paciente en un país
que arde en cólera
Mis raíces…
se fijaron antes del nacimiento del tiempo
antes de la eclosión de los siglos
antes de los cipreses y de los olivares
antes del crecimiento de los vegetales
Mi padre…
Es de la familia de araire
y no de los señores de Noujoub
Mi abuelo, un campesino
sin árbol genealógico
me enseñó los movimientos del sol
antes de la leer
Mi casa
una cabaña de un guardián
hecha de juncos y ramas
¿Estás satisfecho de mi condición?
Mi nombre es común
Inscrito
Soy árabe
Cabellos… negros
Ojos… marrones
Signos distintivos
En la cabeza un keffiah sostenido por una cuerda
Mi palma, rugosa como la roca
Araña la mano que empuña
Mi dirección:
Soy de un pueblo perdido, sin defensa
Y todos sus hombres están en el campo o en la
cantera…
¿Te molesta esto?
Inscrito
Soy árabe
Has expoliado los vinos de mis ancestros
y la tierra que cultivaba
con todos mis niños
Y no nos dejado
como a nuestra descendencia
sino estos guijarros
¿Vuestro gobierno los tomará también
como se nos ha dicho?
Entonces
Inscrito
Encabezando la primera página
No odio a mis semejantes
Tampoco lastimo a nadie
Pero… alguna
vez enfermamos
y comemos la carne de mi espoliador
Me refugio… me refugio
en mi hambre
y en mi cólera!
Fuente : La
poésie palestinienne contemporaine. Abdellatif Laâbi. Le Temps des
Cerisiers. 2002.
:
Y nosotros,
nosotros amamos la vida
Y nosotros, nosotros amamos la vida tanto como sea
posible
Bailamos entre dos mártires. Entre ellos, erigimos
en las violetas un minarete o palmas
Y nosotros, nosotros amamos la vida tanto como sea
posible
Robamos un hilo de seda para tejer nuestro cielo y
cerramos este éxodo
Abrimos la puerta del jardín donde el jazmín inunda
las rutas como un bello día
Y nosotros, nosotros amamos la vida tanto como sea
posible
Allí donde vivimos, sembramos plantas exuberantes y
cosechamos muertos
Insuflamos en la flauta el color de la lejanía, y
dibujamos un relincho sobre el polvo del paisaje
Escribimos nuestros nombres piedra por piedra. Oh,
rayo, ilumínanos la noche, aclara un poco
Nosotros amamos la vida tanto como sea posible.
Fuente : La poésie palestinienne contemporaine.
Abdellatif Laâbi. Le Temps des Cerises. 2002.
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