Oración de un niño negro
Guy Tirolien
Ilustración: Celso Medina |
Señor estoy muy fatigado.
Nací fatigado
He caminado demasiado desde que el gallo cantara
Señor, no quiero ir a su escuela,
Haz, por favor, que no vaya más.
Yo quiero seguir a mi padre en sus barrancos frescos
Cuando la noche flote todavía en el misterio de los
bosques
Donde se deslizan los espíritus que el alba viene de
cazar
Quiero ir con los pies desnudos por los rojos senderos
Que cuecen las llamas del mediodía
Quiero dormir mi siesta al pie de los macizos
mangosales,
Quiero despertarme
Cuando allá abajo muja la sirena de los blancos
Y la
fábrica
Sobre el océano de cañas
Como un barco anclado
Vomite en el campo su equipaje negro...
Señor, no quiero ir a su escuela,
Haga, por favor, que no vaya más.
Ellos dicen que un negrito debe ir
Para parecerse
a los señores de la ciudad
Un señor todo hecho.
Pero yo no quiero
Convertirme, como ellos dicen,
En un señor de la ciudad
Un señor todo hecho.
Prefiero vagar a lo largo de las azuquerías
donde
están los sacos ahítos
que inflan un azúcar morena casi tanto como mi piel
morena
Prefiero adentrarme en la hora cuando la luna amorosa
Hablar bajito, en las orejas de los cocoteros erectos,
Escuchar lo que dice en
la noche
La voz rota de un viejo que cuenta fumando
Historias de Zamba y del compadre Conejo
Y muchas
otras cosas más
Que no están en los libros.
Los negros, usted lo sabe, están muy ocupados
para
estar en eso de aprender en sus libros
que nos hablan de cosas que no son de
aquí
Y también es verdaderamente tristísima su escuela
Triste como
esos señores de la ciudad
Esos señores bien hechos
que no saben bailar en la tarde de clara luna
Que no saben mantener su cuerpo sobre sus pies
Que no
saben contar los cuentos, en la vigilia.
Señor, !no quiero ir a su escuela¡
Traducción del francés: Celso Medina
Traducción del francés: Celso Medina
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