Las
viejitas
Charles Baudelaire
Traducción del francés: Celso Medina
A Victor Hugo
I
En los pliegues sinuosos de las viejas
capitales,
donde todo, incluso el horror, se
convierte en encanto,
vigilo, obedeciendo a mis humores fatales
a esos seres singulares, decrépitos y
seductores.
Esos monstruos dislocados fueron en la antigüedad mujeres,
¡Epónimas o Lais! Monstruos rotos,
jorobados
O torcidos, ¡amémoslos! Aún tienen almas.
Bajo las enaguas ahuecadas y bajo los
fríos tejidos
Ellos reptan, flagelados por vientos
inicuos,
Tiemblan con el roce rodante de los
ómnibus,
Y apretando en su caso, como una reliquia,
Ellos trotan, como marionetas;
Se arrastran, como lo hacen los animales
heridos,
O bailan, sin querer bailar, pobres
campanas
De donde cuelga un demonio sin piedad!
Todo roto
Que son ellos, tienen los ojos penetrantes como una barrena,
Brillan como esos huecos donde el agua
duerme en la noche;
Tienen los ojos divinos de la pequeña
muchacha
Que se sorprende y que ríe ante todo lo
que reluce.
¿Te has fijado que los ataúdes de las viejitas
¿Te has fijado que los ataúdes de las viejitas
Son casi tan pequeños como el de un niño?
La muerte sabia pone en esos urnas por
igual
Un símbolo de un sabor extraño y
cautivador,
Y cuando diviso un fantasma débil
Atravesando a París de una red de
enjambre,
Me parece siempre que este ser frágil
Va suavemente hacia una nueva cuna;
A menos que, meditando sobre la geometría,
No busque
en el aspecto de estos miembros discordes,
¿Cuántas veces el carpintero tendrá que
variar
La forma de la caja donde pondrán todos
estos cuerpos?
- Estos ojos son pozos hechos por un millón de lágrimas.
Crisoles que pulen un metal frío…
Esos ojos misteriosos tienen invencibles
lágrimas
para
quien amamanta el austero infortunio!
II
De Frascati difunta Vestal enamorada;
Sacerdotiza de Talía, ah! Cuyo apuntador
Enterrado sabe el nombre; célebre
evaporado
Que Tivoli en un tiempo acogió en su flor,
Todos
me embriagan; pero entre estos seres frágiles
Hay
algunos que hacen del dolor una miel
Han
dicho devocionalmente que le prestaba sus alas:
Hipogrifo
poderoso, ¡llévame hasta el cielo!
Una, por su patria al mal ejercido,
La
otra, a quien su esposo sobrecarga de dolores,
El
otro, por su niño Madono perforado,
¡Todos
podrán hacer lluvia con sus llantos!
III
¡Ah! ¡Yo siguiendo a estas viejitas!
Una, entre otras, a la hora en que el sol
cae
Ensangrentado el cielo de heridas
bermejas,
Pensativa, se sienta apartada en un banco,
Para escuchar uno de esos conciertos, ricos de cobre,
Cuyos soldados algunas veces inundan
nuestros jardines,
Y que, en esta tarde de oro en el que nos
sentimos revivir,
Vierte algún heroísmo en el corazón de los
habitantes de la ciudad.
Es aquí, claro está, orgulloso y aceptando
la regla,
Siente ávidamente este canto vivo y
guerrero;
Su ojo algunas veces se abre como el
ojo de una vieja águila;
¡Su frente de mármol tiene el porte para
el laurel!
IV
Así como avanzas, estoicos y sin quejas,
Así como avanzas, estoicos y sin quejas,
Atravesando
el caos de las ciudades vivientes,
Madres
de corazón sangrante, cortesanas o santas,
Cuyos
nombres en otros tiempos por todos eran citados.
Tú
que fuiste la gracia o que fuiste la gloria,
¡Nadie
te reconoce! Un borracho incivil
Te
insulta dejando pasar un amor irrisorio;
En
tus talones brinca un niño cobarde y vil.
Vergüenza de existir, sombras arrugadas,
Vergüenza de existir, sombras arrugadas,
Temerosos,
torso caído, te frotas sobre los muros;
Y
nadie te saluda, extraños destinos!
¡Escombros
de humanidad para la eternidad madura!
Pero
yo, yo que de lejos te vigilo con ternura,
El
ojo inquieto, fijo sobre tus pasos inciertos,
Como
si fuese tu padre, Oh maravilla!
Pruebo
en ti sin saberlo los placeres clandestinos:
Veo
expandirse tus pasiones novicias;
Sombríos
o luminosos, veo tus días perdidos;
Mi
corazón multiplicado goza de todos tus vicios!
Mi
alma resplandece en todas tus virtudes!
¡Ruinas!
Mi familia! Oh cerebros congéneros!
Quiero
hacer cada noche un solemne adiós!
¿Dónde
estarán mañana, Evas octogenerias?
¿Sobre quién recae la temible garra de Dios?
No hay comentarios:
Publicar un comentario