jueves, 12 de septiembre de 2019

La Amazonía, el rostro ecológico de Dios
Frei Betto*



El Sínodo de la Amazonía, convocado por el Papa Francisco para octubre, tendrá lugar en Roma en una decisión equivocada del Vaticano, pues originalmente estaba programado para desarrollarse en el corazón de la selva. Allí se debatirá más  la presencia de la Iglesia Católica en esa región interconectada y cada vez más violenta y desigual.
El bioma amazónico abarca nueve países y ocupa más de 7 millones de km² habitados por 34 millones de personas, de las cuales 3 millones son indígenas, que dominan 340 idiomas diferentes. Allí cada metro cuadrado tiene más diversidad que en cualquier otro lugar del planeta. El bioma posee tres tipos de ríos: el de superficie; el subterráneo, conocido como el "alter de la tierra"; y los "ríos voladores", llamados así por acumular vapor en la atmósfera y distribuirlo en forma de lluvia en toda América del Sur.

La Amazonía tiene una fuerte relevancia en el ciclo del carbono, absorbiéndolo en miles de millones de árboles y evitando su liberación en la atmósfera en forma de gas. Reduce, entonces, el calentamiento de la tierra.
Los cuatro regalos de la región al mundo son: pueblos que saben vivir de la selva y en la selva sin amenazarla; el ciclo del agua y el de carbono; la biodiversidad; y regulación del clima.
Según el Papa Francisco, "los pueblos amazónicos originales nunca han estado tan amenazados en sus territorios como ahora". Los indígenas en su  sabiduría ancestral, nos enseñan a relacionarnos con la naturaleza, con otros seres humanos y con Dios. Sin embargo, ahora son víctimas de asesinatos, expulsiones de sus tierras, acaparamiento de tierras y minería, desforestación y la prohibición de reunirse y organizarse.
La Iglesia tiene consciencia de que, si ahora defiende la causa indígena, por la cual hay tantos mártires, por otro lado, todavía no se ha liberado de la influencia del proyecto de colonización que estaba en vigor en el pasado. El Sínodo busca establecer una Iglesia postcolonial y solidaria con un rostro amazónico e indígena. Para la Iglesia, la región es mucho más que un lugar geográfico; también es un lugar teológico en el que se hace visible el rostro de Dios Creador.
No hay forma de mantener el bosque en pie sin la sabiduría de las personas que lo habitan. El "capitalismo verde" no conviene porque se rige por las leyes del mercado y busca patentar principios y esencias, privatizar el agua y promover la piratería de los saberes populares.
Los pueblos indígenas todavía tienen una sintonía holística con el cosmos. Sus sentidos agudos establecen un diálogo permanente con la naturaleza. Conocen cada ruido, predicen la llegada de la lluvia o la sequía, identifican los recursos medicinales de las hierbas. El indio no es un individuo en la naturaleza. Su cuerpo, el territorio que habita y la naturaleza forman una unidad.

Los pueblos indígenas respiran una cultura que se traduce, de hecho, en espiritualidad de reciprocidad. A través de ritos y fiestas, celebran la exuberancia de la naturaleza y exorcizan espíritus malignos. Sin recurrir a la escritura, pasan de generación en generación la cultura del cuidado del bosque y el respeto por todos los seres vivos.
Para ellos, la tierra no es un bien económico, y sí un regalo gratuito de Dios en el que descansan sus antepasados, y un espacio sagrado con el que interactuar para preservar su identidad y sus valores.
Sin embargo, sufren serias amenazas debido a una concepción  del desarrollo y de la riqueza que codician sus tierras para implantar proyectos extractivos y agropecuarios, indiferentes a la degradación de la naturaleza y la destrucción de sus culturas.
Cinco grandes síntomas  de la crisis planetaria se manifiestan en La Amazonía: 1) cambio climático; 2) envenenamiento del agua; 3) pérdida de biodiversidad; 4) degradación de la calidad humana de la vida y la naturaleza; 5) conflictos sociales marcados por la violencia y los asesinatos.
La convocación del Papa Francisco del Sínodo Pananamazónico es una buena noticia para toda la humanidad.

* Frei Betto es escritor, autor de "La obra del artista: una visión holística del universo" (José Olympio), entre otros libros.

O Globo, 31/08/2019. Traducción del portugués: Celso Medina.

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